Tres senadores estadounidenses han exhortado a Gina Raimondo, secretaria de Comercio, a incorporar al fabricante de smartphones Honor a una lista de empresas a las que se prohíbe el acceso a componentes estadounidenses. De adoptarse dicha medida, podría resolverse una laguna en las medidas adoptadas por Estados Unidos contra Huawei, antigua firma matriz de Honor.

Los senadores Rubio, Scott y Cornyn han remitido a Raimondo un escrito en el que califican a Honor de amenaza contra la seguridad nacional. Alegan que dicha firma está vinculada en último término al gobierno chino y que podría sacar partido de su presencia en el sector tecnológico estadounidense.

Según los senadores, “Beijing ha logrado esquivar un control crucial para las exportaciones estadounidenses”.

También afirman que Estados Unidos corre el peligro de “dar a entender a sus adversarios que carece de la capacidad o la voluntad necesarias para castigar los casos flagrantes de manipulación financiera”, en referencia a la escisión de Honor respecto a Huawei efectuada en 2020.

Los senadores han escrito que les preocupa la capacidad de Honor para adquirir chips estadounidenses y acceder a los servicios móviles de Google.

Michael McCaul, miembro destacado de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, también ha pedido que se impongan a Honor sanciones idénticas a las que se han dictado contra Huawei y otras firmas calificadas como amenaza para la seguridad. Algunos artículos periodísticos publicados en setiembre daban a entender que varios departamentos gubernamentales veían el asunto de Honor como una complicación.

Se calcula que Honor, en el momento de la escisión, vendía unos 70 millones de smartphones al año.

El fabricante chino ha declarado que agentes y distribuidores habían pedido la escisión, que liberó a Honor de las sanciones estadounidenses dirigidas contra Huawei.