Un grupo de estados de la Unión Europea (UE), entre los que se hallan Alemania, España, Francia e Italia, ha dado a conocer un plan de colaboración para mejorar las posiciones de dicha región en el mercado mundial de semiconductores y reducir su dependencia frente a las importaciones desde Asia y Estados Unidos.

Los representantes de 17 estados de la UE han suscrito mediante una declaración conjunta el objetivo común de incrementar la presencia de Europa en un mercado que actualmente dominan empresas con sede en Estados Unidos y algunas partes de Asia.

El grupo estima que Europa posee una cuota del 10% en una industria de 440.000 millones de euros. Los socios consideran que dicho porcentaje se halla “muy por debajo de lo que le correspondería por su posición económica”.

Aunque señalan que la región está bien situada en ciertos ámbitos de las industrias electrónica y móvil, los representantes añaden que aún tiene que recurrir a chips importados en áreas tales como procesamiento de datos, ciertos aspectos de las comunicaciones electrónicas y procesadores.

En el marco del acuerdo, los países coordinarán las investigaciones nacionales y acordarán esferas específicas, consideradas de alto crecimiento, para centrar sus esfuerzos.

Su objetivo final es “fortalecer la capacidad de Europa para diseñar y, en última instancia, fabricar la siguiente generación de procesadores fiables y de bajo consumo para aplicaciones de conectividad de alta velocidad, vehículos automatizados, sector aeroespacial y de defensa, salud y agroalimentación, inteligencia artificial, centros de datos, fotónica integrada, supercomputación y computación cuántica”.

La Comisión Europea ha celebrado la iniciativa y ha invitado a otros Estados miembros a sumarse al proyecto.

Bélgica, Estonia, Grecia, Croacia, Malta, Países Bajos, Portugal, Eslovenia, Finlandia, Rumania, Austria, Eslovaquia y Chipre también participan en él.