Samsung Electronics ha publicado unas previsiones poco halagüeñas para el primer trimestre de 2023 y reducirá la producción de chips de memoria ante la fuerte caída de los precios y el previsto desplome de los beneficios operativos.

En los pronósticos para el primer trimestre, estima que los beneficios operativos descenderán en un 96% interanual hasta situarse en 600.000 millones de wones surcoreanos (unos 413 millones de euros), frente a los 14,1 billones de wones (unos 9.700 millones de euros) de 2022, y que la facturación descenderá un 19% y se quedará en 63 billones de wones (unos 43.365 millones de euros).

El gigante de los smartphones no publicará los resultados íntegros del primer trimestre hasta finales de abril, pero ya ha anunciado que reducirá la capacidad de producción de chips, sin dar más detalles.

El fuerte descenso de la demanda mundial de aparatos electrónicos ha debilitado el mercado de los semiconductores.

Richard Windsor señala en su blog Radio Free Mobile que “Samsung contaba con superar esta recesión igual que otras veces, pero me parece que los precios han caído más de lo que preveía, lo que ha provocado mayores pérdidas y les ha llevado a replantearse su estrategia a corto plazo”.

En el cuarto trimestre, la facturación del grupo disminuyó un 8,2%, hasta los 70,5 billones de wones (unos 48.520 millones de euros), pero los beneficios netos se duplicaron con creces hasta alcanzar los 23,5 billones de wones (unos 16.175 millones de euros), gracias a una reducción del impuesto sobre la renta por pasivos previamente diferidos, relacionados con los dividendos de las filiales.

En una teleconferencia sobre los resultados del cuarto trimestre, Ben Suh, vicepresidente ejecutivo de relaciones con los inversores, ha señalado que, si bien aún no se han concretado los gastos de capital para 2023, la firma seguirá invirtiendo a medio y largo plazo en el negocio de memorias a fin de prepararse para la futura demanda.

Su rival SK Hynix ha anunciado planes para reducir las inversiones de capital en más de un 50% respecto a los 19 billones de wones (unos 13.000 millones de euros) gastados en 2022, al registrar pérdidas netas en el cuarto trimestre.