Un grupo de senadores estadounidenses ha presentado un proyecto legislativo que tiene como objetivo incentivar el desarrollo de las cadenas nacionales de suministro de semiconductores. El proyecto comprende una propuesta de conceder a empresas nacionales e internacionales bonificaciones fiscales para fabricar chips en el país.

El Comité de Finanzas del Senado de EEUU ha anunciado un proyecto de ley para aplicar créditos fiscales por valor del 25% a las inversiones en producción de semiconductores, que abarcarían el equipamiento de fabricación y la construcción de las instalaciones correspondientes.

El proyecto de ley, denominado Facilitating American-Built Semiconductors (Facilidades para la producción de semiconductores en Estados Unidos), se basa en la reciente Ley de Innovación y Competencia de Estados Unidos, con la que se quiere destinar 52.000 millones de dólares (más de 43.000 millones de euros) a la fabricación de semiconductores en el país, además de un fondo separado de 10.000 millones de dólares (casi 8.400 millones de euros) para un fin similar.

La comisión explica que el porcentaje mundial de semiconductores que se producen en Estados Unidos ha descendido del 37% en 1990 al 12% en la actualidad, ya que todo el proceso se desplaza cada vez más al extranjero.

El 75% de la producción mundial se encuentra ahora en Asia oriental, y hasta el 70% de la diferencia de costes de producción de semiconductores en el extranjero se debe a las subvenciones.

Fabricación en el propio país
Ron Wyden, presidente de la Comisión, afirma que la reciente escasez mundial de chips está afectando a la fabricación de todo tipo de productos, desde ordenadores hasta coches, y que es imperativo estimular la fabricación nacional.

Explica que el “proyecto de ley proporcionaría importantes beneficios fiscales a las inversiones de las firmas que construyan chips aquí, y no en el extranjero. Estados Unidos no puede permitir que los gobiernos extranjeros sigan llevándose la fabricación empresarial de chips, porque incrementan los riesgos para nuestra economía y sustraen puestos de trabajo bien remunerados a los trabajadores estadounidenses”.

El grupo no ha proporcionado una estimación global sobre el coste de la medida, pero en el caso de que se aprobara, podría beneficiar a las empresas que ahora mismo están construyendo plantas de fabricación de chips en Estados Unidos, como NXP Semiconductor, Samsung, TSMC y las firmas nacionales Intel y Micron Technology.