Quienes hemos pasado los meses de pandemia de Covid-19 (nuevo coronavirus) trabajando telemáticamente podríamos pensar que es casi impensable que millones de personas sigan desconectadas del mundo digital.

La banda ancha móvil desempeña un papel importante sobre todo en África, donde es el medio de acceso digital más frecuente, y a menudo el único. Así, por ejemplo, las estadísticas de la UIT revelan que en 2017 había en dicha región 34 suscripciones activas a banda ancha móvil por cada 100 personas, frente a 0,4 suscripciones de conexión fija. Pero, si bien el número de usuarios que no disponen de cobertura de banda ancha móvil ha disminuido sin cesar (hasta llegar al 7% de la población mundial en 2019), el informe de la GSMA sobre conectividad móvil a Internet en 2020 indica que en África subsahariana esta no supera el 25%.

A pesar de los recientes esfuerzos por cerrar la brecha digital en lo que respecta a cobertura de banda ancha móvil, sabemos muy poco sobre la contribución de esta al bienestar de las personas y a la lucha contra la pobreza. La mayoría de los estudios actuales analizan sobre todo las repercusiones del teléfono móvil (tecnología 2G) en ámbitos tales como los mercados agrícolas y el dinero móvil.

Si bien tales investigaciones sirven para demostrar los efectos positivos del teléfono móvil, raras veces se investiga la Internet móvil y su posible impacto sobre el bienestar y la reducción de la pobreza. Dicha omisión se explica por varias razones. Una de ellas es la falta de datos de alta calidad, extensos y lo bastante específicos. Otra es que correlación no equivale a causalidad. El vínculo entre banda ancha móvil y pobreza puede ir en ambas direcciones. Las personas que usan la banda ancha móvil pueden tener niveles de bienestar previos más altos que las que no la utilizan. Y es probable que las operadoras que despliegan las redes favorezcan a las zonas con mayores ingresos, porque prevén mayores beneficios. Por ello, la valoración de sus verdaderos efectos es compleja.

Un equipo conjunto del Banco Mundial y la GSMA ha tenido muy en cuenta tales cuestiones al elaborar un reciente e innovador estudio sobre las repercusiones de la banda ancha móvil en la reducción de la pobreza en Nigeria, principal economía y mercado de telefonía móvil en África.

¿Y qué descubrimos?
Que la banda ancha móvil incrementa el bienestar. Es más, tiene mayor efecto en los hogares ubicados en zonas que han gozado de señal de banda ancha durante un período de tiempo más largo. Más concretamente, el consumo total de los hogares estudiados ha aumentado en torno al 6% después de un año o más de cobertura de banda ancha móvil. Después de dos años de cobertura, dicho índice aumenta al 8% (véase a continuación el gráfico 1, hacer clic para ampliar).

En lo que respecta a la reducción de la pobreza, los resultados son similares. La pobreza extrema de los hogares disminuye en torno al 4% al cabo de un año de obtener cobertura de banda ancha móvil (véase más arriba el gráfico 2, hacer clic para ampliar) y en torno al 7% después de dos o más años de cobertura (respecto al criterio de 1,90 dólares diarios).

Por lo tanto, unos 2,5 millones de personas han salido de la pobreza extrema en todo el país. Los efectos sobre el bienestar son especialmente pronunciados en los hogares rurales. Los resultados demuestran la importancia de la banda ancha móvil para la reducción de la pobreza en Nigeria y tal vez en toda África.

La pandemia de Covid-19 ha hecho evidente la importancia de Internet para el acceso a la educación, el trabajo, los servicios sanitarios, las relaciones sociales y los bienes y servicios. Pero también ha demostrado que las brechas digitales podrían exacerbar las desigualdades ya existentes entre países y grupos demográficos y socioeconómicos.

Aparte de los beneficios ya conocidos que un mejor acceso a la banda ancha aporta en el plano macroeconómico, nuestra labor demuestra los tangibles beneficios microeconómicos de la inclusión digital, dado que esta reduce la pobreza e incrementa el bienestar de las poblaciones vulnerables.

La necesidad de actuar es evidente: la promoción del acceso y utilización de Internet de banda ancha abre un camino a los gobiernos que quieren impulsar la igualdad, así como un desarrollo económico inclusivo y sostenible.

Las conclusiones presentadas en este blog se basan en el informe titulado “The poverty reduction effects of mobile broadband in Africa: Evidence from Nigeria” (“Los efectos de la banda ancha móvil en la reducción de la pobreza en África: datos de Nigeria”)

Pau Castells – director de Análisis Económico, GSMA Intelligence

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