Firmas como Daimler, BMW, Seat y Uber han anunciado importantes novedades durante las primeras semanas de 2019. Aparentemente, todas ellas apuestan fuerte por la movilidad urbana inteligente y aspiran a crear una “plataforma de plataformas” de transporte urbano mediante las iniciativas que están haciendo públicas.

Una década después de que Uber nos permitiera reservar servicios de taxi a través del móvil, las novedades del sector indican que podría avecinarse una nueva ola de innovación en movilidad urbana inteligente. Echemos una ojeada a algunas noticias de los últimos dos meses:

Daimler y BMW

Hasta ahora, los dos gigantes de la automoción habían concentrado sus esfuerzos en un ecosistema de servicios relacionados con la movilidad (aparcamiento, alquiler de automóviles, carga de vehículos eléctricos, reserva de taxis). Pero ambos han anunciado en el MWC19 Barcelona que tratarán de integrarlo todo en una única aplicación para teléfono móvil. Como consecuencia, 14 servicios distintos se integrarían en uno solo hacia finales de 2019.

SEAT e IBM

Las dos firmas han presentado en el MWC19 la aplicación Mobility Adviser, que utilizará la IA Watson de IBM para ayudar a los viajeros a adoptar decisiones sobre sus opciones de transporte diario, desde escúters y bicicletas (la llamada micromovilidad) hasta coches y transporte público. La iniciativa se encuentra en la fase de prueba de concepto.

Uber integra el transporte público de Denver en su aplicación

No es ningún secreto que Uber ha trabajado para integrar en su aplicación las rutas de transporte público y la compra de billetes, así como la opción de alquilar escuters eléctricos. Al mismo tiempo, trata de cobrar mayor presencia mediante su servicio de reparto de comida Uber Eats.

La aplicación SoMo de Here Technologies

SoMo, anunciada en enero, es una aplicación que conecta varios servicios de movilidad por encargo y ofrece la opción de compartir taxis con personas seleccionadas, así como el servicio básico de mapas de Here. La firma tiene planes para integrar en SoMo un mayor número de proveedores de servicios de movilidad y llevar la aplicación a nuevas ciudades en un futuro cercano.

¿Cuál es el denominador común a todas estas iniciativas? La creación de una “plataforma de plataformas” para movilidad urbana que permitirá que los viajeros efectúen el desplazamiento íntegro mediante una única aplicación.

¿Todas estas firmas podrán cumplir sus promesas? Probablemente, no. Tengamos en cuenta lo siguiente:

Las firmas que ofrecen uso compartido de taxis tardarán en llevarse bien con las ciudades

Las firmas tipo Uber hallan muchos problemas para ofrecer incluso sus servicios básicos en muchas ciudades, debido a las protestas de los competidores ya establecidos y a los conflictos con las normativas locales que regulan la concesión de licencias a los conductores. Podemos imaginarnos los retos de la integración de datos sobre transporte público local, sobre todo porque son pocas las autoridades de transporte urbano que ofrecen interfaces abiertas para la programación de aplicaciones.

Así, por ejemplo, el acuerdo de Uber con el municipio de Denver se ha cerrado cuando la empresa ya llevaba siete años operando en ciudades de todo el mundo, y a pesar de todo aún se halla en sus primeras fases. No existe una verdadera razón para mostrarse optimista sobre las perspectivas de otras firmas que traten de hacer lo mismo en otras ciudades.

El futuro de los fabricantes de productos de micromovilidad corre peligro

Los primeros intentos en el sector de micromovilidad resultan desalentadores. Firmas emblemáticas como Bird y Lime no lo han tenido fácil para proteger sus activos contra los actos vandálicos, por lo que no está claro hasta donde podrá llegar la disponibilidad en espacios urbanos de los escuters y bicicletas no inmovilizadas en estaciones. Además, la viabilidad del modelo de negocio se ha visto cuestionada a causa de los escasos márgenes. Es por ello por lo que se ha hablado de que Uber podría adquirir alguna de dichas empresas. Por eso mismo, aunque se produjera la compra, Uber, Lyft o Grab tendrían que subsidiar el negocio de micromovilidad debido a sus márgenes de ganancia.

Las tareas adyacentes realizadas por aplicaciones de terceros incrementan la complejidad

No bastaría con integrar a todos los proveedores de servicios de movilidad urbana en una única aplicación. El viajero se vería igualmente obligado a realizar por separado varias tareas (visionado de mapas, navegación, planificación, pago por billetes) que no será fácil integrar en una única aplicación.

El motivo es que son pocas las ciudades que permiten adquirir los billetes de transporte público desde el teléfono móvil. Las aplicaciones de movilidad no son necesariamente buenas en el trazado de mapas propios y precisan de otras aplicaciones como Google Maps, y los pagos que se realizan con las aplicaciones de movilidad actuales suelen derivar al usuario hacia PayPal o a aplicaciones de banca móvil. Todo ello complica el manejo por parte del usuario final, y no se aprecian indicios de que se vaya a conseguir una integración fluida en la escala necesaria.

La gestión de la movilidad desde una única pantalla todavía es un sueño lejano

Por supuesto, la integración de múltiples medios de transporte (privados, compartidos y públicos) y de los servicios anejos en una única aplicación de una única firma es un paso en la dirección correcta. Con todo, el verdadero interés para las personas que se desplazan a diario radica en ofrecer dicha capacidad y al mismo tiempo integrarla con el resto de aplicaciones de movilidad, incluso las de la competencia, mediante una plataforma que permita actuar desde una única pantalla y funcione con independencia de la ubicación geográfica.

Si una aplicación funciona en Londres, pero no en París, o ni siquiera en Bristol, ¿es valiosa de verdad? ¿Puede escalar?

En realidad, la integración de todos los servicios en una aplicación de pantalla única es un sueño lejano, debido a las limitaciones inherentes a los modelos de negocio y las estrategias de asociación de las respectivas firmas. Así, por ejemplo, una típica ciudad europea cuenta con cinco aplicaciones de reserva de taxis y otras cinco de servicios para compartir bicicleta, y es posible que estas no funcionen en la ciudad o en el país vecinos. En resumen, se trata de un mercado muy fragmentado y se necesita una mayor integración.

Pero si no se produce un cambio significativo, una mayor concentración del mercado –como la ocasionada en este caso por Daimler y BMW– tan solo servirá para combinar distintos aspectos de la movilidad, sin que se vea una salida a las restricciones impuestas por la localización y por el uso de varias aplicaciones.

No deberíamos aceptar una tal situación, que perjudica al usuario.

Hay un hueco por llenar en el mercado. ¿Qué clase de innovación rupturista podría darse?

Sin lugar a dudas, el mercado tiene necesidades que las empresas que empiezan ahora no logran satisfacer. Algunas de las propuestas que podrían plantearse son una aplicación “de enlace” que funcionaría como interfaz con todos los proveedores de servicios de movilidad rivales y con los adyacentes, como por ejemplo los que ofrecen pagos y cartografía.

Por supuesto que dicha aplicación “de enlace” debería ofrecerse gratuitamente para incentivar a las empresas a sumarse. Así pues, la pregunta es cómo rentabilizarla.

Ciertos elementos interesantes en esa dirección provienen de Iomob, una empresa incipiente española, y también de Citymapper, y del Open Mobility Marketplace (mercado de movilidad abierta) de Here Technologies. Con todo, se necesitará tiempo para poder apreciar su verdadero potencial en el mercado.

Otra innovación rupturista podría ser una solución que habilitara la portabilidad entre aplicaciones de los datos personales confidenciales y las preferencias de movilidad personal. Las cadenas de bloques ofrecen algunos elementos interesantes en identidad digital, pero por ahora no ha aparecido nada que pueda aplicarse a corto plazo.

Mientras no se produzca un cambio sustancial en el mercado, las mejoras incrementales en la movilidad no tendrán nada malo, pero quedarán muy lejos del ideal.

– Christina Patsioura, analista sénior de Tecnologías Emergentes, GSMA Intelligence

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