Ahora que los servicios comerciales empiezan a desplegarse en todo el mundo, la pregunta es legítima. Y tras asistir en noviembre a la Next Generation Mobile Networks (NGMN) International Conference and Exhibition en Vancouver, y conocer un buen número de puntos de vista y de éxitos de operadoras y fabricantes, podemos defender una respuesta afirmativa.

En GSMA Intelligence estamos muy confiados en que la 5G avanzará por el buen camino y hemos pronosticado más de 1.000 millones de conexiones 5G en todo el mundo para el año 2024. Con todo, los obstáculos se vuelven más evidentes a medida que se acerca el despliegue comercial generalizado, y las empresas demuestran una comprensión mucho más afinada de los desafíos y requisitos que este les supone, más allá de las promesas que depara la 5G.

La realidad de la 5G

Desde el punto de vista del consumidor, la principal mejora que los clientes pueden esperar de la siguiente generación de telefonía móvil es una mayor velocidad en los datos. Pero lo que se ha subrayado en Vancouver es que las ambiciones de la 5G superan con mucho una simple mejora en la banda ancha móvil.

Todo el mundo da por sentado que la 5G será el marco de conectividad de una gama de frecuencias que irá desde las altas a las bajas, y ofrecerá una buena combinación de capacidad, cobertura, rendimiento y baja latencia. Pero más allá de las simples expectativas, se han visto ejemplos, desde aplicaciones para industrias verticales hasta pruebas de campo e información sobre primeras implantaciones, que nos muestran en qué van a concretarse las ambiciones de la 5G. Telecom Italia ha descrito aplicaciones que ha probado en sus categorías de casos de uso, como por ejemplo los drones patrulla para seguridad pública. Y BT ha hablado de nueve emplazamientos de prueba 5G que funcionan en el este de Londres y abarcan todos los elementos necesarios para construir una nueva red 5G, desde la obtención de permisos de planificación y el establecimiento de acuerdos de acceso hasta la gestión de la potencia de salida en radiofrecuencia.

También se han tratado las estrategias de migración desde 4G a 5G, las plataformas subyacentes, hojas de ruta y estrategias de implantación desde el punto de vista del fabricante. Como cabía esperar de las empresas fabricantes, estas contemplan la 5G con un optimismo que parece justificado a la luz de los éxitos que ellas mismas han anunciado en fechas recientes.

Así, por ejemplo, Nokia ha explicado sus pruebas de campo y ha informado sobre su participación en proyectos de troceado (slicing) de redes en sectores tales como robótica, fabricación y ciudades inteligentes. En este último caso ha aportado un ejemplo de conexión de Slices con mobiliario urbano.

Ericsson está orgullosa del papel que ha tenido en FWA (siglas inglesas de acceso fijo inalámbrico). Ha alardeado de sus éxitos en despliegue de 4G y ha detallado sus planes para acelerar la implantación de la 5G. Aunque Verizon es la única que se ha puesto en marcha con FWA 5G, Ericsson está convencida de que otras operadoras seguirán su ejemplo, si bien es plenamente consciente de que cada región sigue su propia dinámica (por ahora, Deutsche Telekom es la única operadora europea que ha anunciado planes de lanzamiento de FWA).

Otro de los puntos fuertes ha sido la innovación. La firma que patrocinaba el congreso, Telus, ha exhibido su cooperación con varias firmas incipientes y empresas pequeñas y medianas que le aportan soluciones innovadoras. Sus socios van desde Riot Micro, una empresa incipiente especializada en semiconductores que ha presentado un nuevo chipset de bajo consumo para reforzar la batería y la memoria en Internet de las Cosas celular y NB-IoT, hasta Dali Wileress, un proveedor de infraestructuras inalámbricas que predica la interoperabilidad entre operadoras mediante soluciones para compartir infraestructuras.

La innovación ha sido básica para todas las generaciones de tecnología móvil, pero goza de una importancia particular en la 5G, porque las operadoras buscan maneras de controlar tanto la inversión como los costes de explotación. He visto y modelizado un buen número de ejemplos (véase el informe GSMA Future Networks – Network Economics), pero siempre conviene ver más.

Comprender los retos

Parece que no solo se han comprendido las ventajas, sino también las dificultades.

Una cuestión que se ha reiterado sin cesar es la de los costes y la necesidad de incrementar la eficiencia de las redes en la era de la 5G. Se han presentado propuestas de creación de valor que hay que llevar a la práctica, y sin duda alguna los progresos en la arquitectura de redes son necesarios, pero la rentabilidad en el despliegue de redes 5G nos exigirá un cierto pragmatismo. Telus ha destacado la necesidad de que la economía en general funcione bien como uno de los tres factores clave en el éxito de la 5G (los otros dos son la innovación en casos de uso, y el espectro y la legislación), mientras que Orange Labs ha observado con acierto la necesidad de que las operadoras encuentren maneras de reducir los costes de explotación derivados del consumo energético, porque entramos en una época en la que el tráfico de datos crecerá con rapidez.

También se ha indicado que los requisitos de seguridad y la importancia de las soluciones integrales constituyen un importante desafío. La seguridad tendrá un papel diferenciador, y la protección de la 5G exigirá un nuevo enfoque, sobre todo a medida que avancen las aplicaciones y servicios ultrafiables de baja latencia. Se ha comentado que el ecosistema aún no puede hacer frente a amenazas tales como las vulnerabilidades en los procesos de verificación de identidad y ataques mediante fuerza bruta, como por ejemplo robos de coches conectados.

Por otra parte, se ha aceptado que el modelo de negocio es más complicado que hace unos años. Habrá que seguir estudiando la creación de valor y el caso comercial en general.

Aún no se sabe cuáles serán los casos de uso más lucrativos, y todavía se están valorando las estrategias para reducir al máximo los gastos de inversión y operativos. Por otra parte, el trabajo de estandarización no basta para garantizar una buena salida al mercado. Existen muchas opciones y el diálogo con otras entidades, iniciativas y comunidades es necesario para desarrollar ecosistemas e impulsar la colaboración en la industria. Así, por ejemplo, la Open RAN (ORAN) Alliance y la 5G Slicing Association.

Entidades tales como la NGMN y la GSMA siguen trabajando para poder ofrecer las correspondientes directrices.

Pero en último término, lo más importante en el encuentro ha sido el estado de la 5G. Aún no hemos visto nada que rompa moldes, pero los principales promotores de las redes comprenden las perspectivas de la 5G e invierten decididamente para que se hagan realidad, y tan solo eso ya nos da aliento. Los ejemplos de casos de uso más claros, pruebas exitosas sobre el terreno y en el laboratorio, y primeras implantaciones contribuyen a subrayarlo.

En mi opinión, la 5G solo podrá triunfar si se trabaja con un fuerte sentido de lo práctico y una clara comprensión de los retos planteados. Se cree que las operadoras tendrán que gestionar cantidades ingentes de datos generados tanto por los consumidores como por la Internet de las Cosas, y no pueden contentarse con buscar la eficiencia en dicha gestión, sino que también deben comprender su potencial rentabilidad. Sin duda, todo ello exigirá un esfuerzo de colaboración en la industria y, en mi opinión, se trata de un componente pragmático clave para lograr que la 5G tenga una presencia palpable.

Jasdeep Badyal, analista sénior en estrategia – GSMA Intelligence

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