Chuck Robbins, consejero delegado de Cisco, confía en que la situación de su empresa mejorará, aunque sus ingresos hayan disminuido en 200 millones de dólares (casi 190 millones de euros) en el tercer trimestre fiscal de 2022 (que termina a finales de abril), debido a los confinamientos decretados por China para combatir la pandemia de Covid-19 y a la guerra en Ucrania.

El fabricante estadounidense informa de que la guerra y los confinamientos han añadido 5 millones de dólares (unos 4,7 millones de euros) a sus costes de ventas, así como 62 millones de dólares (59 millones de euros) adicionales en gastos operativos.

En marzo, Cisco anunció que dejaría de operar en Rusia y Bielorrusia, debido a la guerra.

Tradicionalmente, la suma de Rusia, Bielorrusia y Ucrania aportaba en torno al 1% de los ingresos totales de la empresa.

Robbins ha declarado que, a pesar de las dificultades y las limitaciones de la cadena de aprovisionamiento, Cisco “continúa registrando una fuerte demanda” de sus tecnologías y por ello confía en la evolución “a largo plazo”.

Los beneficios netos han crecido en un 6% interanual, hasta situarse en los 3.000 millones de dólares (más de 2.800 millones de euros), mientras que la facturación se ha mantenido estable en 12.800 millones de dólares (12.123 millones de euros).

En su declaración de resultados, Cisco observa que el trimestre considerado abarcó trece semanas, frente a las catorce de su tercer trimestre fiscal de 2021.