Visto el dominio de Android e iOS, la posibilidad de nuevos sistemas operativos capaces de amenazar su cuota de mercado es siempre bienvenida por parte de los desarrolladores en busca de canales alternativos para distribuir sus aplicaciones. Las plataformas móviles de código abierto Tizen y Ubuntu ya llevan algún tiempo en desarrollo, y Tizen incluso cuenta con el apoyo de algunos grandes nombres, pero pese a ser prometedoras, no está nada claro cuando las veremos distribuidas formalmente en smartphones.

 

Actualmente no existen dispositivos comerciales que utilicen el sistema operativo Ubuntu para móviles (aunque se han alcanzado acuerdos con la firma española bq y con la china Meizu), mientras que los únicos equipos que llevan Tizen son la cámara digital y los relojes inteligentes Gear de Samsung.

 

No obstante, pese a la ausencia de hardware, parece que muchos desarrolladores están trabajando en aplicaciones para ambas plataformas.

 

Mark Shuttleworth, consejero delegado de Canonical, la empresa que impulsa la plataforma móvil Ubuntu, declaraba hace poco a Mobile World Live que confía en el crecimiento del ecosistema de aplicaciones vinculadas al sistema operativo, y recuerda que títulos destacados como Evernote se han comprometido con la plataforma.

 

Marcus Elliott, consejero delegado de Marmalade, que fabrica la herramienta de desarrollo multiplataforma homónima, citaba recientemente los “cientos y cientos” de aplicaciones que ya han sido desarrolladas para Tizen utilizando la tecnología de Marmalade.

 

Los dispositivos de Samsung ofrecen a los desarrolladores una oportunidad limitada para ciertos tipos de aplicaciones bajo Tizen, pero la ausencia de smartphones basados en alguno de los dos sistemas operativos significa que se están creando numerosas aplicaciones que quedarán en espera de dispositivos para utilizarlas.

 

Está claro que disponer de un gran número de aplicaciones cuando se lanza un dispositivo constituye una ventaja para impulsar la adopción de Tizen y Ubuntu. De hecho, una de las razones que se imputan a la adopción relativamente modesta de Windows Phone era su falta inicial de grandes nombres entre sus aplicaciones. Pero el hecho de que se estén desarrollando estas aplicaciones no les sirve de gran cosa a los desarrolladores mientras no existan dispositivos donde utilizarlas.

 

La situación es la del huevo y la gallina: desarrolladores creando aplicaciones para plataformas aún no disponibles comercialmente, mientras el éxito de dichas plataformas dependerá, al menos en parte, de la cantidad de aplicaciones disponibles.

 

Lo que Ubuntu y el trabajo de Marmalade con Tizen tienen en común es que las aplicaciones creadas para ambas plataformas pueden ser reutilizadas en otros sistemas operativos. Shuttleworth destaca las posibilidades multiplataforma de Ubuntu, donde los desarrolladores pueden construir una sola aplicación que funcione en teléfonos, tabletas y PC. Ubuntu también admite HTML5 además del desarrollo nativo, de modo que los programas que funcionan en Ubuntu también lo hacen en cualquier otra parte. Del mismo modo, las aplicaciones creadas con Marmalade pueden ser transportadas a otras plataformas mediante su tecnología multi-SO, algo que Elliott equipara a “no malgastar el trabajo hecho”.

 

Pero cabe preguntarse si los desarrolladores hubieran producido esas aplicaciones de no ser por la posibilidad de distribuirlas en otras plataformas, lo que a su vez plantea la duda de si los desarrolladores esperan realmente gran cosa de Tizen y Ubuntu. Elliott aduce que se están produciendo aplicaciones para Tizen porque “a los desarrolladores les encantan las tecnologías nuevas”, mientras que la disponibilidad de Ubuntu para equipos de sobremesa y para la nube implica que a los desarrolladores les parece natural contemplar la versión para móviles, asegura Shuttleworth.

 

Es posible que así sea, pero a estas alturas, cuando sólo unos pocos desarrolladores consiguen tener algún tipo de éxito con sus aplicaciones, queda poco margen para dedicar tiempo y recursos a crear aplicaciones que no tengan garantizada una plataforma de distribución.

 

Siendo realistas, los dispositivos comerciales basados en Ubuntu surgirán a pequeña escala en algún momento de este año, si atendemos a los progresos más recientes (aunque los smartphones con Tizen ya están tardando mucho). Pero producir aplicaciones para plataformas cuya tracción es prácticamente nula resulta una apuesta incierta para los desarrolladores. Por supuesto, trabajarán al mismo tiempo sobre otras plataformas móviles, pero está por ver si el trabajo en los dos sistemas aún no lanzados les merecerá la pena.

 

Naturalmente, la apuesta podría ser muy rentable para los desarrolladores que produzcan las aplicaciones emblemáticas de Tizen y Ubuntu al aprovechar las posibilidades de éstos. Pero el potencial de generar ingresos de dichas aplicaciones será limitado a no ser que las plataformas despeguen de manera significativa.

 

En cambio, para los desarrolladores cuyas aplicaciones no tengan éxito, desarrollar para Tizen o Ubuntu podría ser un riesgo que no merece la pena.

 

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