La 5G está cobrando un gran protagonismo en todo el mundo, impulsada por una triple propuesta técnica de valor, que combina una banda ancha móvil mejorada (siglas inglesas eMBB), conectividad ultra fiable y de baja latencia (uRLLC) y comunicaciones a gran escala entre máquinas (MTC).

Por otra parte, la 5G aprovecha las arquitecturas virtualizadas y en la nube para segmentar (slicing) los recursos de red y optimizar el rendimiento en cada caso de uso, como por ejemplo uRLLC. La propuesta de valor de la 5G es ambiciosa y, a medida que se van desplegando redes, surge una previsible brecha entre lo que es técnicamente posible y lo que es viable desde un punto de vista comercial.

Las primeras redes comerciales 5G se lanzaron en abril de 2019, un año antes de lo previsto, y sus elementos clave eran la tecnología de radio 5G y los servicios de eMBB. La mayoría de las redes 5G de hoy en día se despliegan mediante arquitecturas no autónomas (NSA), por lo que pueden incorporarse a los emplazamientos de 4G y sus redes troncales. La arquitectura no autónoma permite que las radios 5G proporcionen lo que en esencia son recursos secundarios para ampliar la 4G mediante capacidades eMBB. Es una arquitectura de red inteligente, pero queda muy lejos de la triple propuesta imprescindible para muchos casos de uso avanzado de 5G.

Las capacidades de la 5G no se explotarán plenamente mientras las operadoras no renueven sus redes troncales y amplíen la cobertura de radio en toda el área geográfica donde se precisen sus capacidades. Si se hace así, las operadoras podrán desplegar capacidades autónomas y habilitar recursos tales como uRLLC, MTC y slicing de redes, que no suelen estar disponibles en un núcleo de 4G, y que se desarrollarán más plenamente con las Releases 17 y 18 del 3GPP.

Además de una red troncal 5G, es probable que muchos de los servicios avanzados necesiten también computación en la periferia de la red (edge) a fin de obtener el rendimiento necesario.

La transición a la 5G autónoma

La mayoría de las redes de radio 5G se superponen a las redes 4G ya existentes y usan bandas de espectro de frecuencias más elevadas, que reducen el rendimiento en cuanto a cobertura. La 5G no autónoma se basa en las redes con cobertura 4G, mientras que la autónoma puede utilizarse en zonas específicas donde está justificado comercialmente y se dispone de cobertura 5G.

Una excepción es T-Mobile US, que está desplegando 5G en la banda de 600 MHz, de frecuencia más baja, con un rendimiento de cobertura superior a su servicio 4G.

A medida que madure el mercado de 5G, las capacidades de servicio más allá de la eMBB que dependan de la 5G autónoma crecerán en importancia. Desde principios de 2020, muchas operadoras han empezado a promocionar sus iniciativas en 5G autónoma. En enero, SK Telecom afirmaba haber llevado a cabo la primera sesión de datos con 5G autónoma en todo el mundo, y T-Mobile anunció en agosto su despliegue nacional de 5G autónoma, lo que constituye una estrategia lógica tratándose de una red 5G a 600 MHz. Además, otras operadoras de todo el mundo han estado probando y desplegando soluciones autónomas específicas, con el objetivo de progresar en sus ofertas de servicio.

La triple propuesta de valor de 5G se elaboró originalmente para anticiparse a la función más amplia de proporcionar la conectividad inalámbrica necesaria para los servicios digitales y la cuarta revolución industrial. Desde el punto de vista de las operadoras de telefonía móvil, la eMBB es una extensión natural de los servicios de Internet móvil 4G que se ofrecen hoy en día.

Con todo, las expectativas van mucho más allá, porque la 5G está orientada hacia aplicaciones verticales como Industria 4.0 para la fabricación, capacidades autónomas para vehículos conectados, y una gran variedad de vídeos y visión por computador, así como aplicaciones móviles de RA y RV que se están desarrollando para casos de uso tanto de consumidores como de empresas.

La variedad de casos de uso que podrían habilitarse con la 5G autónoma parece interminable. Sin embargo, muchos de ellos aún no tienen una salida comercial convincente, sobre todo en el ámbito de las operadoras de telefonía móvil, cuyos negocios suelen estar orientados a ofertas de servicios altamente estandarizados para el mercado de masas. Tradicionalmente, las operadoras de telefonía móvil han recurrido a sus capacidades en tecnología de radio como factor diferenciador.

Si bien el rendimiento de la radio 5G seguirá siendo un factor diferenciador, la importancia estratégica de las redes troncales se incrementará en el futuro. Esto es particularmente cierto en el caso de las crecientes oportunidades que ofrece la 5G autónoma para satisfacer las demandas de servicios digitales de consumidores y empresas. Si las operadoras de telefonía móvil no aprovechan estas oportunidades, otros lo harán.

Por Phil Marshall, director de investigación, Tolaga Research

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