Tras un estudio científico realizado a lo largo de siete años, la ICNIRP (siglas inglesas de Comisión Internacional sobre la Protección contra la Radiación No Ionizante) no ha hallado pruebas de que las tecnologías 5G supongan un riesgo para la salud humana.

En una puesta al día de las directrices publicadas por última vez en 1998, el organismo detalla las investigaciones realizadas sobre radio 5G, AM y DAB, Wi-Fi, Bluetooth y teléfonos 3G y 4G. Eric van Rongen, el presidente de la ICNIRP, afirma en una declaración que el resultado más importante de sus estudios ha sido “que las tecnologías 5G no causarán ningún daño siempre que se cumplan estas nuevas directrices”.

Añade que las nuevas directrices que propone son más apropiadas que las anteriores, que “en la mayoría de los casos eran muy cautelosas”.

El organismo basa sus propuestas en los informes científicos elaborados para la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Europea y los grupos nacionales de expertos, así como en el seguimiento exhaustivo de la investigación más reciente.

Van Rongen afirma que los nuevos principios ofrecen “orientaciones más precisas y detalladas sobre exposición a frecuencias, sobre todo para la gama más alta por encima de 6 GHz, que es importante para la 5G y para tecnologías futuras que la utilicen”.

La ICNIRP ha esbozado restricciones para las frecuencias superiores a 6 GHz, como por ejemplo imponer limitaciones a la exposición de todo el cuerpo, restringir a seis minutos la exposición de pequeñas regiones de este, y reducir la exposición máxima permitida sobre un área corporal pequeña.

La asociación de la industria de telefonía móvil GSMA explica que las directrices actualizadas mantienen “un elevado nivel de protección, con unos limites que quedan muy por debajo de los umbrales de peligro establecidos para todas las radiofrecuencias que se hallan entre la 2G y la 5G”.

La GSMA señala que la actualización no alterará el despliegue mundial de las redes de la próxima generación, puesto que las mediciones efectuadas ahora muestran que “la exposición total a todas las señales provenientes de comunicaciones móviles 5G es similar a la que se produce con las redes de telefonía móvil ya existentes, y muy inferior a las directrices internacionales de seguridad actualizadas”.