Nintendo, un nombre que se suele asociar a un fontanero italiano y a una juventud agitada, ha aparecido en los titulares de esta semana en una noticia sobre la 5G que evidencia lo que está ocurriendo en la industria de los videojuegos y cómo puede evolucionar.

Ko Shiota, director general de Desarrollo de Tecnología de Plataformas en la gran firma productora de juegos, ha revelado en una reunión de accionistas que la empresa está estudiando la tecnología 5G, a la que atribuye la “capacidad de transmitir de golpe un gran volumen de datos”.

Entonces, ¿podría ocurrir que dentro de poco la consola Nintendo Switch funcione con tecnología móvil de la siguiente generación? ¿Podremos jugar a Mario Kart con un rival que se halle en Tokio mientras viajemos en tren, gracias a la conectividad más rápida y a la mínima latencia?

No cantemos victoria todavía.

Shiota ha declarado que Nintendo no tiene por costumbre “seguir las tendencias solo porque sean populares”, en clara referencia a la 5G.

Ha explicado que prefiere “tener en cuenta las experiencias que la tecnología puede ofrecer a nuestros jugadores, los usos que se le pueden dar en los juegos y las consecuencias de su utilización”, y añade que el precio también es un factor. Ha advertido que, por muy buena que sea una tecnología, no será fácil integrarla en los productos de la firma si sus costes son demasiado elevados.

Ahora bien, durante los últimos cinco años he escuchado charlas de operadoras y socios industriales en cantidad suficiente como para saber que muchos de ellos no verán con buenos ojos la afirmación de Shiota de que la 5G es tan solo una “tendencia popular”.

La mayoría persistirá en convencernos de que la 5G es una revolución (por lo menos mientras no llegue la 6G). Y todo pasa por ahí, desde producir en fábricas hasta ayudar a Mario a rescatar a la princesa Peach.

Por ahora, dejemos todo eso a un lado.

Cambiar las normas del juego

Piers Harding-Rolls, director de Investigación y Análisis de Juegos en IHS Markit, no se sorprende de las afirmaciones de Shiota y declara que las principales firmas productoras de juegos están estudiando las posibilidades de la 5G en distribución, nuevas ofertas de servicios y casos de uso de juegos.

Explica que “Nintendo opera tanto en el sector de consola portátil como en el de juegos para smartphones, por lo que el despliegue de la 5G es muy importante en dichas áreas”.

Por otra parte, Harding-Rolls plantea un punto interesante: la 5G podría tener un papel crucial en la próxima generación de dicho sector, por lo que las principales firmas están trazando estrategias para –con perdón por el juego de palabras– cambiar las normas del juego.

Dos empresas competidoras como Sony y Microsoft, y –lo que quizá sea más preocupante para los dos pesos pesados de la industria– la gigantesca empresa tecnológica Google han trazado grandes planes para el segmento, que suponen un cambio radical frente al hardware tradicional de consolas de elevado precio.

En cuatro meses, Google efectuará su incursión más sonada en el mundo de los juegos mediante Stadia.

Stadia se presentó en marzo. La firma cobrará 10 dólares (unos 8,80 euros) mensuales a los jugadores por acceder a una selección inicial de 30 juegos mediante un servicio Stadia de streaming desde nube, sin más requisitos que un dispositivo compatible, un controlador y, por supuesto, una conexión decente.

El nuevo servicio podría cambiar las normas del juego, porque permite prescindir de la consola. Google ha revelado que hoy en día unos 200 millones de personas acceden a contenidos relacionados con juegos mediante su plataforma de YouTube. Por ello, es evidente que tenía sentido desarrollar una plataforma para que las personas se puedan involucrar activamente.

En la inauguración de Stadia, Google afirmó que “los jugadores que usan Stadia podrán acceder a los juegos en todo momento y desde prácticamente cualquier pantalla”.

Aunque algunas de las primeras reacciones frente a los planes de Google para Stadia fueron en el mejor de los casos tibias –los analistas señalaron que el lanzamiento inicial proporcionaría acceso a juegos antiguos y no a nuevos títulos de gran éxito–, quizá los mayores elogios a la plataforma provengan de sus nuevos rivales.

Después de años de enconada competencia por imponerse con sus respectivas consolas Xbox y Playstation, Microsoft y Sony llegaron a la conclusión de que lo mejor sería unir fuerzas para hacer frente a los nuevos retos y oportunidades.

En mayo, después de que Google hiciera públicos sus planes, ambas firmas anunciaron un acuerdo para colaborar en el desarrollo de juegos alojados en nubes y aprovechar el servicio de nube Microsoft Azure como apoyo para sus respectivas ofertas de juegos y contenidos en streaming.

Dicha noticia demuestra, por encima de todo, que Microsoft y Sony también apuestan por el streaming, en claro reconocimiento de que hay espacio para plataformas de juego más allá del gran éxito obtenido por sus consolas.

Nintendo no va “a la zaga”

Así, Nintendo se ha mantenido en un segundo plano mientras sus competidores actuaban. Pero no del todo.

Harding-Rolls señala que el streaming desde nube en Nintendo Switch ya existe en Japón, el mercado de origen de la firma, y se ha hecho especialmente popular con el título Assassin’s Creed Odyssey.

También se refiere a una alianza con Ubitus, una firma especialista en juegos alojados en nubes, lo que “significa que está adquiriendo mucha experiencia”.

Harding-Rolls añade que no le sorprendería “ver que acaba por extenderse a otros países”.

Shuntaro Furukawa, presidente de Nintendo, no quiere un cambio radical y rechaza la idea de que llegue un día en el que todos los juegos estén accesibles en alguna nube, pero reconoce que dicha tecnología “mejora con rapidez”.

Shigeru Miyamoto, otro directivo de la firma, ha intervenido para añadir que podría existir la percepción de que Nintendo ha entrado en el sector de juegos en línea después que sus rivales, pero que eso no significa que vaya “a la zaga”.

Afirma que “en realidad, hemos llevado a cabo investigación aplicada sobre estas tecnologías desde el principio”.

Y añade que los juegos alojados en la nube “serán cada vez más numerosos, pero pienso que va a quedar un lugar en la industria para videojuegos que se alojen en una consola doméstica”.

Harding-Rolls predice que los juegos alojados en la nube se desarrollarán poco a poco “durante los próximos cinco años”, por lo que la siguiente generación de consolas aún se venderá bien.

“Pienso que vamos a ver una transformación más radical de este tipo de servicios dentro de 5-10 años.”

Entonces, ¿la 5G va a tener un papel? Muy posiblemente, si dentro de diez años aún funciona.

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