HUAWEI GLOBAL ANALYST SUMMIT 2020, SHENZHEN: Guo Ping (en la foto), presidente de turno de Huawei, ha reconocido que su firma tiene dificultades para lograr contratos de alcance mundial desde que Estados Unidos la incluyó en una lista negra comercial, y que la facturación de 2019 se quedó 12.000 millones de dólares (casi 11.000 millones de euros) por debajo de sus objetivos previos, porque la tasa de crecimiento de la empresa se ha reducido.

La firma quiere compensar las deficiencias que se han hecho evidentes a causa de la actuación estadounidense y ha incrementado en un 30% el gasto en I+D. Explica que su cadena de aprovisionamiento y sus actividades no se han interrumpido a pesar de la disminución en las ventas.

Guo afirma que Huawei se verá aún más afectada por la medida adoptada el 15 de mayo por el Departamento de Comercio de Estados Unidos para impedirle el acceso a componentes producidos en el extranjero mediante software y tecnología estadounidenses. “Si el gobierno de Estados Unidos persiste en atacar a Huawei, ¿qué consecuencias tendrá todo ello para el mundo?”

Explica que Huawei está estudiando y evaluando esta última actuación hostil, pero al mismo tiempo señala que la incertidumbre que rodea este y otros asuntos les impide elaborar una previsión financiera para 2020.

Con todo, señala que los retos afrontados durante los últimos doce meses los han “endurecido”, que el término clave es supervivencia y que la empresa “confía en hallar pronto una solución”.

Conexiones en todo el mundo

Guo afirma que Huawei, que en 2019 adquirió productos de firmas estadounidenses por un valor de 18.700 millones de dólares (unos 17.000 millones de euros), busca una estrategia de diversificación que le permita construir una cadena de aprovisionamiento más competitiva. “Hemos sacado la tecnología digital de su torre de marfil y acelerado su adopción en todo el mundo. Hemos puesto en marcha más de 1.500 contratos para la construcción de redes en más de 70 países.”

Entiende que las medidas adoptadas contra empresas líderes en otros países pondrán en entredicho la fiabilidad de la tecnología estadounidense, agravarán los conflictos en las industrias mundiales y, en última instancia, perjudicarán los intereses de Estados Unidos.

“Ahora vivimos en un mundo globalizado con un grado muy elevado de integración, y dicho proceso no debería revertirse, ni es probable que se revierta. Estamos entrando en un mundo más inteligente y vemos más posibilidades en la cooperación que en la competencia.”