La debacle de OneWeb ha sacudido todo el sector de comunicaciones por satélite. Dicha empresa incipiente, otrora estrella rutilante en su ámbito, provista de financiación multimillonaria, tuvo que declararse en quiebra a finales de marzo después de que SoftBank se negara a invertir más dinero en ella. El momento del anuncio fue especialmente brutal, porque tuvo lugar pocas horas antes de que OneWeb pusiera en órbita más de 30 microsatélites desde Kazajistán, en el marco de una operación para crear una constelación de 720 satélites cuya continuidad suscita ahora muchas dudas.

La desaparición de OneWeb se ha atribuido tanto a la Covid-19 (nuevo coronavirus) como a una reducción general de inversiones por parte de SoftBank. El gigante japonés estima que su Vision Fund sufrirá pérdidas por valor de 16.700 millones de dólares (más de 15.400 millones de euros) en 2019 y se ha dicho que OneWeb es una de sus más notables inversiones perdedoras no incluidas en dicho fondo. Pero ciertas fuentes del sector indican que la empresa incipiente especializada en satélites lleva varios años de esfuerzos infructuosos para adaptar su modelo de negocio, porque la propuesta de usar LEO en servicios para el consumidor se ha vuelto cada vez menos realista. Y SoftBank se ha hartado. Puede que la Covid-19 no haya hecho más que adelantar una muerte anunciada.

La ventaja de los satélites LEO sobre sus equivalentes de órbita elevada

Los satélites de órbita terrestre baja (conocidos por las siglas inglesas LEO) se consideran la gran novedad en comunicaciones no terrestres y se entiende que tienen potencial para impulsar el Backhaul de datos de las operadoras, llevar conectividad de banda ancha a regiones con poca cobertura y facilitar aún más los servicios en nube y la computación en periferia. La principal ventaja de los satélites LEO respecto a los servicios de los satélites de órbita geoestacionaria (GEO) ya existentes es su altitud mucho menor. Con ello no se reduce tan solo el costo de lanzamiento y mantenimiento de la constelación satelital, sino que también mejoran las velocidades de los enlaces descendentes y de la latencia, porque el recorrido de ida y vuelta de los datos es mucho más corto.

Con todo, uno de los principales inconvenientes de los LEO es el gasto en tierra. A fin de mantener un enlace de datos fuerte y constante, las antenas tienen que ser orientables. Para decirlo de manera más sencilla, la antena parabólica tiene que moverse para seguir al satélite. Por ello, es mucho más compleja y costosa que los receptores inalámbricos terrestres comparables, o que la antena pasiva básica de un teléfono satelital GEO. Ciertamente, existe la opción de lanzar más satélites para reducir las necesidades de direccionamiento, pero aparte de los enormes costos adicionales, dicho procedimiento exige una planificación precisa de las trayectorias de los ingenios, así como evitar la basura espacial en nuestros cielos ya abarrotados. Hasta ahora la atención se había centrado en el segmento espacial de las soluciones de constelación LEO y la mayor parte de las inversiones se habían destinado al diseño, producción y lanzamiento de satélites, sin prestar mucha atención al segmento de los dispositivos dedicados al usuario final (el material en tierra).

El costo de las antenas varía, pero probablemente es superior al de una conexión de fibra (FTTP) en más del 99% de los hogares y pequeñas empresas. SpaceX ha indicado que el costo de un terminal de satélite individual es de unos 1.000 dólares (más de 900 euros) aunque la fabricación en masa podría reducirlo a 300 dólares (unos 278 euros). Seguramente faltan muchos años para que estemos cerca de desarrollar antenas LEO lo bastante baratas como para sostener una oferta destinada al consumidor, y es creíble que para entonces otras soluciones como la 3G y la 4G hayan llegado a todas las regiones del planeta, salvo a las más remotas.

Pese a la desaparición de OneWeb, la propuesta LEO sigue en el aire

Todo esto no quiere decir que los satélites LEO no tengan ningún futuro. Otras operadoras, como por ejemplo Telesat, una veterana firma canadiense especializada en satélites de comunicaciones, han tomado la firme decisión de apuntar al sector mayorista y empresarial, e incluso han diseñado satélites con flexibilidad incorporada mediante una antena orientable que apunta a los receptores  con mayor demanda de datos. Así se abre una importante oportunidad de mercado, porque ofrece Backhaul adicional a las operadoras ya existentes, así como a los sectores verticales industriales ávidos de datos. Y siempre habrá sectores que precisen conectividad fiable en regiones no cubiertas, como aviación, sector marítimo, petróleo, gas y defensa. 

Las constelaciones LEO han alentado el renacimiento de los satélites y han permitido a las operadoras poner en órbita cientos de ingenios por un costo menor. Pero los satélites solo ofrecerán una propuesta realista de servicio al consumidor si se reducen costos en tres esferas: redes, servicios y dispositivos. No parece que el costo de lanzar satélites al aire pueda disminuir mucho (a menos que caiga el precio del combustible para cohetes), mientras que las cantidades que las operadoras pueden cobrar al usuario final se ven limitadas por el retorno de la inversión y la competencia de otras tecnologías. Así pues, mientras no disminuya el precio de los dispositivos –en este caso el equipamiento en la ubicación del cliente–, es probable que el uso de LEO en servicios para el consumidor no salga de un nicho muy determinado.

¿Qué sucederá ahora con OneWeb?

No parece que haya compradores haciendo cola para adquirir los activos de la empresa, sobre todo porque el hardware está concebido para atender a consumidores, más que a empresas. Cada uno de los proveedores de satélites LEO ha diseñado sus ingenios con requisitos específicos que se corresponden con el espectro compartido para el que tienen licencia y con el modelo de negocio previsto. Así, la brutal verdad es que las docenas de satélites ya lanzados parecen estar condenados a transformarse en basura espacial, hasta que sus órbitas decaigan lo suficiente como para sucumbir a la gravedad y arder en la reentrada.

El activo que OneWeb presenta como el más vendible, el espectro sobre el que tiene licencia, también padece limitaciones. El espectro de OneWeb se halla en la banda Ku compartida y su reutilización no es sencilla. No todos los competidores de OneWeb disponen de espectro en la banda Ku. Además, se trata de espectro compartido, por lo que cualquier cambio que se introduzca en los satélites para usarlo requerirá extensas pruebas, a fin de garantizar que no haya interferencias con otras constelaciones que utilicen la misma banda.

OneWeb, con unos 70 satélites en funcionamiento, había alcanzado el primero de los nuevos hitos de la UIT aprobados en 2019. De acuerdo con los nuevos requisitos establecidos por la UIT para las constelaciones no geoestacionarias, los licenciatarios de espectro deben desplegar el 10% de su constelación en un plazo de dos años a partir de la concesión de la licencia, a fin de garantizar su prioridad frente a intromisiones de eventuales competidores. Pero todo el que adquiera espectro debe cumplir los demás requisitos de la UIT: lanzar el 50% de los satélites en un plazo de cinco años y el 100% en un plazo de siete. De lo contrario, la licencia se revoca o se limita a los satélites ya lanzados. Una alternativa sería una estrategia preventiva de otra operadora de constelación LEO a fin de bloquear la entrada de competidores. Si tenemos en cuenta los costes que tendría, además de las limitaciones impuestas por la UIT, el improbable procedimiento exigiría el respaldo de fuertes sumas de dinero.

¿Afectará a otros competidores que también utilizan constelaciones LEO?

La desaparición de OneWeb también podría arrojar sombras sobre la viabilidad de los otros tres principales proyectos de constelación de satélites LEO, a saber, SpaceX, el proyecto Kuiper de Amazon y Telesat. Con todo, grandes diferencias separan a OneWeb de los otros tres. Todos ellos disponen de ingresos regulares provenientes de negocios relacionados y, en el caso de Amazon, no relacionados. La actividad principal de Telesat consiste en prestar servicios a los segmentos de mercado de telecomunicaciones y radiodifusión mediante satélites GEO, por lo que se halla bien posicionada gracias a una clientela a la que puede dirigir sus planes empresariales y de transporte de Backhaul. Por otra parte, la integración vertical de SpaceX y Amazon también las sitúa en una posición más favorable que la de OneWeb, y disponen de modelos de negocio claros. Amazon, con sus grandes recursos, podría hallarse en la situación idónea para sacar un terminal de usuario final, aunque tan solo fuera como diseño de referencia, como ha hecho en otros ámbitos dirigidos al consumidor. En último término, la caída de OneWeb despeja un mercado que se estaba saturando desde sus inicios.

– Peter Boyland – analista principal, Investigación en Ecosistemas, y Fernando Elizalde, analista sénior, GSMA Intelligence

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