El Covid-19, el nuevo coronavirus, ya está teniendo un impacto en toda nuestra vida. La tecnología móvil nos ayudará a superarlo, ya sea apoyando a los servicios de salud, permitiendo que más personas trabajen a distancia, o simplemente ofreciendo un vínculo con el mundo exterior a las personas que se autoaíslan. Una vez dicho esto, está claro que las prioridades del consumidor medio han cambiado. Como el epicentro de la crisis se halla ahora en Europa, muchos de los potenciales adoptadores tempranos de las tecnologías más modernas tendrán que preocuparse ahora por su bienestar financiero y personal, y no por adquirir el teléfono más moderno.

Está claro que este año será malo para todo el mundo, pero ¿qué supondrá para los fabricantes, operadoras y usuarios de la 5G? ¿Cómo afectará la crisis a los despliegues nacionales? ¿Qué podremos esperar en el futuro?

No cabe duda de que este es el mayor desafío al que se hayan enfrentado jamás los fabricantes de redes y de dispositivos móviles.

En todo el mundo, los gobiernos anuncian medidas extremas para apuntalar las economías, como por ejemplo préstamos gubernamentales de bajo interés, subsidios a los ingresos y exenciones fiscales. El gobierno del Reino Unido ha anunciado préstamos a las empresas por valor de 330.000 millones de libras esterlinas (unos 370.000 millones de euros) y la administración de los Estados Unidos está planificando un programa de estímulo por valor de un billón de dólares (unos 900.000 millones de euros) que podría incluir pagos directos a los ciudadanos.

A pesar de tales acciones, es inevitable que la renta disponible para consumidores y empresas disminuya. Ya se han perdido billones de dólares en los mercados de valores, y la industria de los viajes y el turismo ha quedado diezmada.

La 5G es el sector que resultará más afectado dentro de la industria de telefonía móvil. Los consumidores no dejarán de usar sus teléfonos móviles, pero la mayoría no estará en condiciones de gastar más en un servicio que en buena medida aún se considera un lujo. El promedio de facturación por usuario (ARPU) ya ha empezado a estancarse y las operadoras de redes móviles no lo tendrán fácil para generar los flujos de ingresos requeridos para el desarrollo de dicha tecnología.

El interés de los consumidores en la 5G va a disminuir

Un estudio sobre consumidores efectuado por GSMA Intelligence había concluido que la mayoría de los encuestados en la mayoría de mercados manifestaba un interés limitado por pasarse a la 5G… al menos de momento. Esta circunstancia era más evidente en Europa, donde casi el 80% de los consumidores del Reino Unido no tenía previsto pasarse a la nueva tecnología, mientras que en Francia y Alemania muchas personas ni siquiera la conocían.

En el entorno actual, en el que consumidores y empresas están preocupados por su futuro económico, es poco probable que esas actitudes cambien a mejor. Los datos de Ipsos muestran que en estos momentos el 37% de los consumidores de Estados Unidos piensa que el coronavirus tendrá algún impacto en sus finanzas personales. Dicho factor es aún más pronunciado en otros mercados clave para la 5G. En Japón el porcentaje se eleva al 56%, en Australia al 40% y en Italia al 41%.

Además de estos efectos de primer orden, también se producen efectos secundarios en la adopción de tecnología móvil. Así, los casos de uso que podrían haber generado mayor interés por la 5G en ámbitos como el deporte y el ocio se hallan ahora en suspenso. Las ligas de fútbol europeas y la NBA estadounidense se han aplazado sine die, y el Festival de la Canción de Eurovisión se ha cancelado por primera vez en toda su historia.

Como la confianza de los consumidores es muy baja y parece probable que el desarrollo de la mayoría de los nuevos casos de negocio se ralentice, GSMA Intelligence reduce en más de un 25% las previsiones para 2020. En estos momentos contamos que para finales de año habrá 150 millones de conexiones 5G en todo el mundo y que la mayoría de los dispositivos se hallarán en Extremo Oriente y Estados Unidos.

La cobertura y la disponibilidad de los dispositivos seguirán siendo un obstáculo, ya que los despliegues se retrasan

La 5G se ha lanzado en casi 30 mercados de todo el mundo. Sin embargo, la cobertura se ha limitado en la mayoría de los casos a zonas pequeñas y con gran densidad de población. Las operadoras de los mercados de adopción temprana preveían ampliar y densificar las redes durante los dos próximos años. Por otra parte, 2020 debería haber sido el año del smarpthone 5G.

Además del difícil panorama económico, las operadoras de redes móviles deberán hacer frente a importantes limitaciones en la cadena de aprovisionamiento. Muchas de las piezas utilizadas en dispositivos y en redes provienen de empresas chinas. Aunque la República Popular parece haber superado lo peor de la epidemia –las ventas mensuales de smartphones disminuyeron un 40% en enero y otro 56% en febrero–, los efectos del cierre forzoso de fábricas sobre la productividad se harán sentir durante algún tiempo.

Por otra parte puede ocurrir que el distanciamiento social impulse un mayor uso de las redes de telecomunicaciones, y que como consecuencia las operadoras tengan que dedicar todos sus recursos a mantener en funcionamiento las redes ya existentes, en vez de desplegar otras nuevas.

La 5G es un soldado eficaz en la guerra contra el coronavirus

Las crisis también pueden ser motor de progreso tecnológico, y la 5G, a pesar de los retos a los que se enfrenta la industria, ya está demostrando su valor en algunos casos.

Así, por ejemplo, Huawei ha instalado en tan solo tres días una red 5G en un hospital especializado de Wuhan. Ahora los robots habilitados para funcionar mediante la 5G ayudan a atender a los pacientes y obtener datos sobre su estado físico, con lo que se reduce la cantidad de tiempo que el personal médico tiene que pasar en compañía de pacientes infectados. Además, los especialistas usan la 5G para controlar equipamiento médico en centros situados en zonas remotas del mismo país, lo que les permite diagnosticar a distancia los nuevos casos y apoyar a los médicos locales.

En términos más generales, la conexión a Internet está permitiendo que millones de personas que actualmente se encuentran confinadas continúen trabajando sin necesidad de desplazarse. Si bien hace tiempo que los oficinistas pueden trabajar desde el hogar, la 5G ofrece muchas más posibilidades de cara a reuniones virtuales y, por supuesto, mayores capacidades de red, lo que la convierte en una herramienta importante para estar a la altura de la nueva demanda de tráfico.

Además del trabajo y la productividad, la 5G también será una herramienta clave para entretener y conectar a las personas. En un momento en el que la interacción social cara a cara está muy limitada, y en algunos casos familiares y amigos han quedado atrapados en países distintos, la conectividad móvil a Internet nos permite mantenernos en contacto con seres queridos que de otro modo se hallarían aislados. También debemos tener en cuenta que al cancelarse o restringirse los deportes y programas de televisión las personas buscarán nuevas formas de ocio y que algunas de ellas podrían pasar por la 5G.

Perspectivas de futuro

La epidemia de Covid-19 es un gran desafío, pero la industria está en condiciones de superarlo. Ya lo estamos viendo a medida que las operadoras avanzan en sus planes para la 5G. Así, por ejemplo, NTT Docomo está a punto de convertirse en la primera operadora que introduce la telefonía móvil 5G en el mercado japonés, y KDDI y SoftBank no tardarán en seguir sus pasos.

Por otra parte, China Unicom y China Telecom planean alcanzar su objetivo de 250.000 estaciones base 5G en el tercer trimestre, antes de lo previsto en su plan original. En Estados Unidos, la NATE (siglas inglesas de la Asociación Nacional de Constructores de Torres) afirma que la construcción de torres continúa sin mayores trastornos.

Los gobiernos han demostrado su voluntad de invertir con el objetivo de evitar una gran recesión, y en muchos países la cobertura de las zonas mal atendidas se considera una prioridad. Así, por ejemplo, el gobierno del Reino Unido acordó en octubre de 2019 invertir 500 millones de libras esterlinas (unos 560 millones de euros) en un proyecto que garantizará una cobertura mínima de 4G para el 95% del país. Dado que la GSMA ha predicho que la 5G contribuirá con 2,2 billones de dólares (unos 2 billones de euros) a la economía mundial entre 2024 y 2034, ahora podría ser una estupenda ocasión para que los gobiernos inviertan en ella.

Al generalizarse el trabajo telemático, un número creciente de empresas y empleados verán los beneficios de éste y no todo el mundo querrá volver a la oficina de lunes a viernes. Además, al haberse impuesto severas restricciones sobre los viajes, las grandes organizaciones buscarán una alternativa a las reuniones de negocios cara a cara. La 5G permitirá que un número mayor de personas colabore en proyectos y reuniones, e incluso cuando la situación vuelva a la normalidad podremos pasar más tiempo con la familia y reducir nuestra huella de carbono.

Todo apunta a que la adopción mundial de la 5G a lo largo de los próximos dos años será más baja de lo esperado, y a que en la mayoría de los mercados vamos a tener que esperar un poco más para ver redes 5G extensas. Pero el impacto de esta situación no será eterno y Qualcomm ya pronostica una fuerte recuperación en la demanda.

Cuando el mundo se recupere de esta crisis, veremos que consumidores, empresas y gobiernos priorizan la mejora de la conectividad y las redes.

– Matthew Iji – director sénior, Core Data, GSMA Intelligence

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