Desde los bancos centrales hasta los especuladores, pasando por los académicos, todo el mundo parece sobre-excitado por el Bitcoin. O para ser exactos, todo el mundo menos los consumidores, entre los que aún muy pocos han experimentado de primera mano la compra de mercancías reales con esta moneda virtual.

 

La moneda sólo se puede negociar en internet, a través de mercados de intercambio especializados, y carece de autoridad central que regule su emisión. Ello incomoda a los banqueros, pero ha despertado la curiosidad de una parte del sector de los móviles, que creen que la moneda virtual puede tener un lugar en el dinero móvil.

 

Varias empresas están contemplando el Bitcoin como alternativa al sistema financiero tradicional, para transferir remesas internacionales o trasladar fondos entre servicios de dinero móvil, un segmento donde la interoperabilidad suele brillar por su ausencia.

 

Hay dos empresas -Bitpesa y Kipochi- que ofrecen el pago de las remesas enviadas desde el extranjero a los usuarios del popular servicio M-Pesa en Kenia. Ahí existe una oportunidad de mercado, porque el conocido servicio M-Pesa de transferencia de dinero es sólo para uso doméstico. Pero también hay otra oportunidad: la de proporcionar interoperabilidad entre sistemas competidores de dinero móvil en Kenia.

 

Elizabeth Rossiello, consejera delegada de Bitpesa, ha explicado a Mobile World Live por qué el Bitcoin es atractivo para su empresa, de reciente creación. “Todo se reduce a evitar las comisiones que impone el sistema bancario internacional”. La moneda virtual lo permite porque “es ajena al sistema”, explica.

 

Pelle Braendgaard, co-fundador de la firma rival Kipochi, compara el impacto potencial sobre los sistemas tradicionales de pago al de los servicios de VoIP sobre la telefonía fija tradicional en los años 1990 y 2000.

 

Braendgard utiliza otra analogía: con la cobertura generalizada que aporta el sistema global de acuerdos de itinerancia en la industria móvil. “En el caso de M-Pesa, el Bitcoin permite que cualquiera se relacione con cualquier otro, siempre y cuando los dos estén trabajen también con Bitcoins.”

 

Pronostica que dentro de un par de años, la tienda de la esquina en Kenia podrá ofrecer a sus clientes locales un servicio de envío y recepción de dinero en efectivo capaz de competir con gigantes como Western Union y Moneygram. Los portavoces de Western Union han declinado hacer declaraciones para este artículo, alegando la inminente presentación de sus resultados empresariales del trimestre.

 

En pocas palabras, el Bitcoin funcionaría como red de larga distancia a cuyos extremos se pueden interconectar los servicios nacionales de dinero móvil.

 

Otros competidores de Bitcoin son las principales redes de pago como Visa, MasterCard y American Express. Tampoco hemos podido obtener declaraciones de Visa ni de MasterCard.

 

En el futuro, un operador móvil o virtual con actividad en un mercado occidental donde exista un parque de usuarios inmigrantes significativo podría utilizar Bitcoin como medio para ofrecer un servicio de remesas a sus usuarios, afirma Braendgaard.

 

Naturalmente, por el camino hay un gran número de posibles trampas. Los recién llegados tendrían que negociar igualmente acuerdos con los bancos y los operadores de telefonía móvil para entrar en el mercado (ni Bitpesa o Kipochi han iniciado por ahora su actividad comercial).

 

La seguridad y la privacidad de los datos son dos preocupaciones legítimas que los incumbentes pondrán de relieve con toda seguridad, y de modo justificado. Habrá quien se deje intimidar por los rumores sobre blanqueo de dinero y evasión fiscal que envuelven a Bitcoin.

 

Por último, es muy probable que los actuales implicados acaben integrando la moneda virtual en sus modelos existentes (tal como los operadores tradicionales adoptaron las redes IP). Pero en cualquier caso, establecer vínculos con el dinero móvil podría ser la vía más fácil para que el Bitcoin sea aceptado por un mayor número de usuarios en todo el mundo.

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