La más alta magistratura de la Unión Europea ha dictado sentencia desfavorable a la legislación que obliga a las operadoras a conservar los datos de tráfico y ubicación de sus abonados durante un periodo de hasta dos años.

 

El Tribunal Europeo de Justicia ha dictaminado que la directiva sobre retención de datos “no es válida” porque “interfiere en un aspecto especialmente grave con los derechos fundamentales al respeto por la vida privada y la protección de los datos personales”.

 

La norma, promulgada en 2006 para que las autoridades pudieran combatir mejor el terrorismo y la delincuencia organizada, supone una carga significativa de recogida de datos para las operadoras, que están obligadas a conservar una serie de datos como la identidad de las personas con las que se ha comunicado su abonado, así como la hora y el lugar de la comunicación y la frecuencia de la misma.

 

En pocas palabras, la legislación obligaba a las operadoras a recopilar los denominados metadatos del abonado, aunque no el contenido en sí de la comunicación. Aún así, el tribunal ha concluido que dicha información proporcionaba “información muy detallada sobre la vida privada de las personas cuyos datos se conservan…”. Los magistrados consideran que aunque la retención de datos exigida por la directiva podría ser pertinente por motivos de seguridad, la interferencia con los derechos fundamentales “no está suficientemente circunscrita a fin de garantizar que la interferencia se limite a lo estrictamente necesario”.

 

El tribunal señala una serie de casos de esta tendencia, como el modo en que la directiva abarca indiscriminadamente a todos los individuos y su tráfico electrónico. Además, la directiva es ambigua en cuanto a los plazos, pues el tiempo de retención obligada se sitúa entre los seis meses y los dos años, sin especificar cuáles son los criterios objetivos para determinar el periodo de retención aplicable en cada caso.

 

El dictamen del Tribunal de Justicia se produce a petición de tribunales de Austria e Irlanda. La ley también ha despertado controversia en Alemania.