Corren malos tiempos para las firmas chinas que colaboran con socios estadounidenses. Los dos países se hallan al borde de una guerra comercial en toda regla y es probable que las relaciones entre ambos se tensen todavía más, sobre todo en un mercado como el de las telecomunicaciones, que está adquiriendo rango mundial.

Por ahora, las empresas que han tenido problemas en los Estados Unidos son Huawei y ZTE. Ambas venden tanto dispositivos como infraestructuras, y los Estados Unidos han frenado suentrada en el país, aunque gocen de una gran importancia en el resto del mundo.

Huawei no ha logrado asociarse con operadoras estadounidenses para distribuir sus smartphones, ni ha conseguido venderles infraestructuras, y se enfrenta a una investigación por la presunta violación de las restricciones comerciales impuestas a Irán. La empresa china es motivo de controversia desde hace años.

La situación de ZTE es aún peor. Hace siete años que no puede comerciar con socios estadounidenses y ha vuelto a infringir los términos de un acuerdo con el que resolvió anteriores violaciones de restricciones comerciales. Su posición es distinta, porque en su caso la violación de las leyes ha sido reconocida y las sanciones que sufre son draconianas.

El plan B

No es extraño que ambas firmas chinas, ante dichas situación, traten de mitigar el posible impacto de las sanciones estadounidenses. Y aunque las medidas actuales respondan a necesidades inmediatas, podrían provocar cambios a largo plazo que obliguen a las empresas chinas a mostrarse cautelosas en el trato con socios de los Estados Unidos.

Debemos recordar que las empresas chinas no son las únicas que pueden resultar perjudicadas, porque son, a su vez, clientes importantes de varias firmas estadounidenses. El ejemplo más notable es Qualcomm, que ya ha reconocido que su situación financiera se verá dañada por “los previsibles efectos de la orden contra ZTE”.

Si bien Qualcomm ha conseguido labrarse una sólida posición en el mercado de procesadores de dispositivos, tiene rivales de peso en él: Huawei cuenta con su propia división de chips (HiSilicon), y el proveedor taiwanés MediaTek ha pugnado por situarse en el mercado de smartphones y podría resultar una alternativa atrayente, sobre todo si hay posibilidades de cerrar un trato para pedidos voluminosos.

Huawei y ZTE ya trabajan con MediaTek, y la lista de clientes de esta última –en la que figuran Sony, HTC, Xiaomi y Lenovo, entre otros– demuestra que su oferta es atractiva. Si la firma juega bien sus cartas, podría beneficiarse del choque actual entre Oriente y Occidente.

Pero un posible obstáculo es que MediaTek tiene su sede en Taiwan, y no faltan tensiones entre Taiwan y China. Por otra parte, los Estados Unidos son un importante socio comercial de Taiwan. Se ha sabido recientemente que el Departamento de Comercio Exterior del Ministerio de Economía taiwanés ha ordenado que las empresas que suministran a ZTE suspendan los envíos hasta que hayan recibido autorización para reanudarlos, lo que afecta también a MediaTek.

Con todo, parece que el proceso de autorización en Taiwan solo tarda unos días y no persigue otro objetivo que garantizar que el negocio es legal. Es probable que no tenga más consecuencias.

La cuestión de los sistemas operativos

Del mismo modo que existen relaciones estrechas entre empresas estadounidenses y chinas en el sector de los semiconductores, el predominio de la plataforma Android de Google en el mercado del smartphone implica que también se hayan establecido vínculos en dicho terreno.

Se ha especulado con que el uso de Android por ZTE podría volverse problemático a causa del bloqueo comercial estadounidense. Aún no está claro si se dará el caso, pero parece que Google y ZTE están discutiendo la cuestión.

Huawei ya ha salido al paso de los rumores de que está desarrollando una plataforma para smartphones (y otros dispositivos) no controlada con Google. Ya se había comentado en otras ocasiones que la firma podría desarrollar un sistema operativo, y cuando el río suena, agua lleva. Con todo, ¿cuán grande puede ser su caudal?

La empresa ya goza de una considerable experiencia en software. Sus dispositivos Android están provistos con una interfaz de usuario propia, y también ha desarrollado varias aplicaciones que podrían sustituir a sus equivalentes de Google. Además, los servicios de Google estás restringidos en China, y por ello Huawei ya tiene experiencia en la distribución de dispositivos Android sin mucha presencia de Google.

Pero los intentos de desarrollar versiones de Android distintas de las de Google no han tenido mucho éxito, aun cuando contaran con buenos apoyos, como fue el caso del sistema operativo Cyanogen. Desde luego que una de las partes más atractivas del ecosistema Android de Google –el catálogo de aplicaciones y contenido– no es fácil de reproducir.

Una de las ventajas con las que cuenta Huawei es la escala. En 2017 vendió más de 150 millones de smartphones, incluidos los de la submarca Honor, y tiene una fuerte presencia en todo el mundo (aparte de los Estados Unidos, por supuesto). Por ello, sus smartphones se encuentran en tercera posición después de los de Samsung y Apple, y llevan una cómoda ventaja al resto de sus competidores.

Tan solo por dicho motivo, los propietarios de aplicaciones clave podrían estar interesados en respaldar sus innovaciones, sobre todo en aquellos mercados donde Huawei ocupa la primera posición.

Y si la empresa consigue que los desarrolladores, atraídos por un programa atractivo, exporten sin problemas sus aplicaciones Android existentes a la plataforma alternativa, y simplifica el pago y la instalación en beneficio de los propietarios de dispositivos, puede que en poco tiempo cree una oferta con posibilidades de éxito.

Por supuesto que Huawei ni siquiera se vería en la necesidad de hacerlo sola. Así, por ejemplo, no sería difícil convencer a ZTE de que su rival es un mal menor frente a los Estados Unidos, y no cabe ninguna duda de que los responsables de otros intentos de creación de plataformas, como Sailfish, recibirían con los brazos abiertos a Huawei o a ZTE.

Por otra parte, Google se resistiría a perder a Huawei, y en realidad no existe ningún motivo para que ambas firmas dejen de colaborar. Es la segunda firma con mayor peso en el mercado de smartphones Android y por ello se trata de un socio importante, y las relaciones entre ambas empresas parecen sólidas. Así, en 2017 hablé con Huawei acerca de su relación con Google, y si bien reconoció que existían algunos conflictos –como era de esperar–, su actitud global fue positiva.

Relaciones complejas

Al mezclarse cuestiones de diversa índole –entre ellas la política–, no es nada fácil aventurar cómo se desarrollará la situación. Quizás el resultado más probable es que todas las partes implicadas sigan haciendo negocios como de costumbre, ZTE negocie una solución y Huawei se reserve algunos cartuchos.

Pero un factor importante, que no debemos olvidar, es que a largo plazo no habrá vencedores ni vencidos indiscutibles. Aunque las empresas chinas hayan establecido sólidas relaciones con sus proveedores estadounidenses, es posible que dichas relaciones pierdan fuerza –sobre todo en el caso

de las plataformas para smartphones– si los inconvenientes superan a las ventajas.

Y todo ello tendrá un impacto sobre las firmas estadounidenses, para las que, a menudo, los clientes chinos son socios claves