La Comisión Europea (CE) ha advertido sobre el creciente poder de mercado de los asistentes virtuales Siri (Apple), Google Assistant y Amazon Alexa, y ha expresado su preocupación por la posibilidad de que dichos asistentes de voz se utilicen para promover prácticas lesivas para la competencia.

En las conclusiones publicadas tras un año de investigación sobre el sector de Internet de las Cosas de consumo, la CE prevé que los ingresos generados por dispositivos domésticos inteligentes se duplicarán durante el período 2020-2025 hasta alcanzar los 40.000 millones de euros.

La Comisión ha solicitado a 200 empresas de tamaños diversos distribuidas por Europa, Asia y Estados Unidos que expresen sus opiniones sobre el mercado de Internet de las Cosas de consumo. Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Comisión Europea, ha explicado en una declaración que el rápido desarrollo del sector exigía una investigación, y que la CE quiere asegurarse de que “todas las empresas de dicho sector, ahora en pleno crecimiento” tengan la “posibilidad de innovar y lanzar al mercado nuevos productos y servicios”.

Pero, según Vestager, la CE ha detectado los primeros indicios de que ciertas prácticas podrían resultar excluyentes. Tal cosa “podría comportar que se abrieran nuevas investigaciones sobre prácticas anticompetitivas”.

Motivos de preocupación
La Comisión ha constatado que los sistemas operativos y asistentes de voz desempeñan un “papel fundamental” en la interconexión de dispositivos y servicios inteligentes, y los encuestados señalan la posibilidad de que los proveedores de dichos servicios “adopten conductas lesivas para la competencia”.

El organismo regulador afirma que Google Assistant, Amazon Alexa y Siri son líderes de mercado en la UE, y al mismo tiempo funcionan con el principal sistema operativo para hogar inteligente y dispositivos ponibles.

Según Vestager, la investigación se planteaba cuatro cuestiones principales: los intentos por restringir el número de asistentes de voz accesibles en dispositivos inteligentes; la posibilidad de controlar la relación directa con el usuario mediante la introducción de configuraciones predeterminadas que dan prominencia a servicios específicos; la recopilación de datos, y la interoperabilidad.

Vestager ha invitado a todas las empresas, así como a los ciudadanos y partes interesadas, a comunicar sus opiniones sobre las conclusiones preliminares. Todo ello servirá como “orientación” y contribuirá a la elaboración de normativas.

“Debemos garantizar que nuestros mercados digitales, incluida la Internet de las Cosas de consumo, sean abiertos y equitativos para el consumidor, y ofrezcan espacio para que empresas de todos los tamaños innoven y crezcan.”