EN DIRECTO DESDE SIGFOX CONNECT, SINGAPUR: Sigfox está desarrollando prototipos de una tecnología de recolección de energía con la que los dispositivos de Internet de las Cosas podrían prescindir de las baterías, en un intento por reducir el desperdicio energético derivado de estas.

Ludovic Le Moan, consejero delegado y cofundador de Sigfox, ha anunciado en rueda de prensa que la empresa aspira a conectar más de 1.000 millones de dispositivos de Internet de las Cosas para el año 2023, pero que también tratará de prescindir de otras tantas baterías.

El directivo explica que “en un mundo más sostenible no podemos tener 1.000 millones de dispositivos conectados a 1.000 millones de baterías. Debemos buscar una manera de prescindir de las baterías y confiar en las soluciones de recolección de energía. Sigfox ha buscado una manera de preparar la red para que ella misma alimente a los dispositivos con microvatios de energía.”

Christophe Fourtet, cofundador y director de tecnología de la empresa, ha explicado a Mobile World Live que la red de Sigfox está concebida para funcionar con baja potencia (según la firma, dicha característica constituye una diferencia crucial respecto a sus rivales), y que su tecnología de recolección de energía “revolucionará la Internet de las Cosas”.

Ha explicado que se pueden extraer pequeñas cantidades de energía de la radiación que emiten las estaciones base, las redes Wi-Fi y las bombillas. Sigfox también estudia la termoelectricidad, que comporta la creación de energía a partir del choque de una fuente de calor con una de frío.

Fourtet asevera que “en un caso como el de una red densificada en un almacén, podemos instalar dos estaciones base que emitan microvatios de energía suficientes para alimentar los sensores”.

En una demostración, se ha visto que las baterías pueden cargarse y quedar listas para su uso en 20-30 segundos, y luego retransmitir mensajes cuando se les ordene. Según Fourtet, este último aspecto también incrementa la longevidad de los dispositivos, puesto que no es necesario cargarlos constantemente. Así, las firmas asociadas incrementan también su rentabilidad.

El directivo explica que “los usuarios quieren que los dispositivos de Internet de las Cosas sirvan durante 5-20 años, pero el consumo energético tiene que ser predecible. Por ello, los dispositivos tienen que vivir su vida con autonomía, sin depender de la red. Es la red la que tiene que adaptarse a los comportamientos del dispositivo.”

Añade que “si la respuesta es satisfactoria, pondremos en marcha la producción de esta tecnología a escala industrial, que nos llevaría entre dos y tres años de desarrollo”.