En la reciente 6G Summit de Brooklyn, un grupo de académicos ha explicado que los estándares y especificaciones técnicos podrían ser claves en la contribución de la industria de telefonía móvil a la sostenibilidad medioambiental, y que una de las principales áreas de trabajo es el consumo energético.

Ted Rappaport, profesor de la Universidad de Nueva York y director fundador del Centro de Investigación Inalámbrica de dicha institución, explica que su equipo trabaja en la energía secundaria de las redes móviles y aborda la modelización del consumo igual que los ingenieros manejan la relación señal-ruido.

Rappaport señala que “hay que tener en cuenta la energía necesaria para el funcionamiento de la aplicación y la energía secundaria que se desperdicia”, y añade que su equipo de investigación ha elaborado una fórmula matemática que permite a los ingenieros evaluar la eficiencia energética de las arquitecturas de redes móviles, los equipos y las interfaces de usuario.

Explica que esta fórmula se está aplicando a los dispositivos utilizados en el sector de Internet de las Cosas industrial.

Andrea Goldsmith, decana de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Princeton, ha destacado la relativa pasividad en la promoción de arquitecturas de red sostenibles entre los organismos que elaboran los estándares de la tecnología móvil.

Goldsmith señala que los organismos de normalización dieron una gran relevancia a la eficiencia energética durante el desarrollo de la 3G, pero no en épocas posteriores.

La decana añade que, en la actualidad, los organismos de estandarización debaten sobre cuestiones de sostenibilidad tan solo en referencia a los dispositivos, y afirma que ello podría resultar especialmente perjudicial para los países de menor renta, donde el coste de la energía puede limitar el acceso a las infraestructuras y a las redes móviles.