La venta de la división de telefonía móvil de la operadora brasileña Oi a un consorcio integrado por Telefónica, Telecom Italia y Claro, de América Móvil, ha llegado a su fase final con la firma de los acuerdos definitivos de adquisición por parte de las tres firmas.

En sendos comunicados bursátiles dirigidos a sus respectivos mercados, las cuatro partes confirman que los contratos están terminados y que tan solo falta el visto bueno de los organismos reguladores para que los activos de Oi se repartan entre los tres principales competidores de dicha firma.

Oi señala que la operación está pendiente de aprobación por parte del CADE, institución federal brasileña para la defensa de la competencia, y de Anatel, organismo regulador de las telecomunicaciones.

La venta es el resultado de una subasta celebrada en 2020. En ella, las tres firmas ofrecieron un total de 16.500 millones de reales brasileños (más de 2.500 millones de euros). Las partes ganadoras planean dividir la infraestructura móvil, las licencias de espectro y la base de clientes de Oi entre sus respectivas divisiones locales.

En estos momentos Oi está abrumada por las deudas y usará el efectivo generado por la venta para pagar a sus acreedores, salvo una suma de 756 millones de reales brasileños (unos 117 millones de euros) que reservará para financiar los llamados “servicios de transición”, con los que podrá mantener sus operaciones hasta que finalice el traspaso.

Si se aprueba la operación, terminarán las prolongadas especulaciones sobre el destino final de las divisiones de telefonía móvil de Oi.

La firma ha sufrido durante varios años una deuda creciente y se acogió al concurso de acreedores en 2016.