La GSMA advierte de que los desequilibrios de mercado entre las operadoras de redes y los proveedores de servicios digitales podrían paralizar el crecimiento de varios sectores de la economía basada en Internet, y pide a los responsables políticos que aborden con urgencia el problema.

En su informe GSMA 2022 Internet Value Chain sobre la cadena de valor de Internet, la asociación señala que factores tales como las regulaciones y restricciones asimétricas, los impuestos específicos del sector y los costes del espectro “aplastan los modelos de negocio de los proveedores de infraestructuras, al tiempo que permiten que las grandes firmas tecnológicas prosperen”.

Las instancias legislativas y reguladoras deben tener en cuenta la interdependencia de los servicios digitales y otros sectores en crecimiento con respecto a las inversiones en infraestructuras subyacentes.

José María Álvarez-Pallete (en la foto), presidente de la GSMA, ha declarado que la asociación se congratula por el “reconocimiento cada vez más amplio de dicha cuestión por parte de los responsables políticos, ante la expansión de la economía basada en Internet que podemos prever en todos los sectores a lo largo de la próxima década”.

El informe anima a los responsables a tener en cuenta “el panorama completo de fiscalidad y regulaciones”, y a garantizar que las empresas que invierten en infraestructuras se vean incentivadas a construir y mejorar las redes que sustentan los servicios digitales.

Menor rentabilidad
Según el estudio, los ingresos generados por la cadena de valor de Internet se han duplicado en tan solo cinco años. Han pasado de 3,3 billones de dólares (unos 3,2 billones de euros) en 2015 a 6,7 billones de dólares en 2020. La GSMA señala que gran parte de dicho crecimiento proviene de los servicios digitales, cuyos ingresos aumentaron en 2020 un 19% respecto al año anterior.

En cambio, el rendimiento de las inversiones en infraestructuras efectuadas por las operadoras de redes es muy inferior y se sitúa en el 6-11%.

La GSMA señala que las operadoras reciben menos de un 10% de rendimiento sobre su capital, debido a la presión para invertir en bienes de capital hasta el 20% de los ingresos.