A principios de agosto, Huawei puso fin a las especulaciones sobre el desarrollo de un sistema operativo interno con la presentación oficial de HarmonyOS (Hongmeng en chino).

La plataforma, que se instalará inicialmente en televisores inteligentes de la submarca Honor, se incorporará posteriormente a algunos smartphones y otros dispositivos del fabricante, con lo que se reducirá la dependencia de éste respecto al Android de Google en un momento en el que Estados Unidos trata de evitar que las empresas del país suministren componentes y software a Huawei.

En tanto que recurso para prescindir de los productos de fabricantes extranjeros, dicho sistema operativo tiene sentido. Pero, tal como había descubierto con anterioridad nuestra redactora Diana Goovaerts, el desarrollo de un sistema operativo no garantiza la cooperación de los desarrolladores de aplicaciones. Y por otra parte, el veto a las exportaciones podría prohibir a los desarrolladores de aplicaciones estadounidenses la colaboración directa con Huawei.

Entonces, ¿logrará Huawei sus objetivos? ¿O el HarmonyOS seguirá el camino de Windows Phone y del Tizen de Samsung?

Marta Pinto (en la foto, a la derecha), directora de investigación sobre dispositivos móviles en IDC EMEA, entiende que el mercado telefónico sí ofrece espacio para la entrada de nuevas plataformas, y cita a KaiOS como ejemplo. Dicho sistema se desarrolló como respuesta a la necesidad de brindar “una experiencia digital más amplia con teléfonos básicos” y se ha establecido como “una alternativa destinada a los consumidores que quieren utilizar la 4G en un teléfono básico”.

Pero Pinto también observa que Android e iOS han triunfado en el mercado del smartphone, donde hace tan solo una década había 14 plataformas distintas.

Pinto destaca que tanto los propios dispositivos como los consumidores que los usan son factores clave en el éxito de un sistema operativo para smartphone, y señala que, cuanto mayor sea el número de dispositivos y personas, más atractiva resultará una plataforma para los desarrolladores de aplicaciones. “La suerte que corrieron BlackBerry OS, Windows Phone, y tantos otros se debió a su base de consumidores.”

En su blog, Geoff Blaber (en la foto, a la izquierda), vicepresidente de investigación de CCS Insight para América, explica que los rivales de Android e iOS “siempre han sido buenos sobre el papel” y han ofrecido “una alternativa descentralizada a Android, con una gobernanza más abierta, o han promovido el proyecto de integración vertical de una determinada firma”.

“Todo eso parece fácil, pero en la práctica es extraordinariamente difícil alcanzar el éxito, sobre todo para una firma fabricante de hardware que aún no ha desarrollado verdaderos servicios.”

Un buen ejemplo de dichos problemas es el Tizen de Samsung, ya que la firma no logró establecer dicha plataforma como “alternativa a Android en smartphones”, a pesar de haber tenido cierto éxito en relojes inteligentes y televisores.

Malik Saadi, director gerente y vicepresidente de tecnologías estratégicas en ABI Research, cree que Huawei aprenderá de la experiencia previa de Google y Apple al desarrollar sus respectivos sistemas operativos. Así, establecerá un eje central para un ecosistema de desarrollo de aplicaciones y educará a los desarrolladores sobre su uso.

Servicios básicos

Así, por ejemplo, garantizará el acceso a los servicios básicos, como por ejemplo una tienda de aplicaciones, mapas, pagos y mensajes, sobre los que se podrán construir otras aplicaciones. Saadi (en la foto, a la derecha) señala que hoy en día casi todas las aplicaciones requieren acceso a mensajería y ubicación, o incluyen una interfaz de programación de aplicaciones de pago, “y todas ellas están conectadas al motor, y cosas así”.

Blaber manifiesta su acuerdo y señala que Huawei “ha presentado una estrategia clara, basada en la necesidad de que consumidores y desarrolladores hallen coherencia en sus dispositivos”. Si el fabricante controla el sistema operativo y “lo instala en una amplia gama de dispositivos”, se verá en una “mejor posición para personalizar el manejo, diferenciarse y agregar valor mediante los servicios”.

Dicho enfoque busca lo que podríamos llamar un círculo virtuoso, ya que invertir en el ecosistema “impulsa los ingresos por servicios, lo que a su vez hace que el hardware sea más atractivo”.

Pinto también opina que lograr la participación de los desarrolladores es fundamental para que HarmonyOS tenga éxito más allá de China, el mercado doméstico de Huawei, pero considera que convencer a los consumidores también es un factor importante.

Atractivo para las operadoras

Con todo, Saadi entiende que Huawei cuenta con otra posibilidad, aparte de imitar simplemente a Android o iOS. Arguye que el fabricante podría ayudar a las operadoras a recobrar el control del ecosistema que han cedido a Google y Apple.

Saadi explica que hoy en día las operadoras usan Android e iOS “tan solo para generar tráfico, pero no ganan dinero con nada de lo que se encuentra en sus ecosistemas. Si HarmonyOS estuviera estrechamente integrado con la red y optimizado para ella, si ofreciera funcionalidades exclusivas para redes celulares, y que no se pudieran incorporar a ellas de ningún otro modo”, se convertiría en “una propuesta muy interesante para los proveedores de servicios móviles”.

Las implicaciones de todo ello van más allá de la simple obtención de cuota de mercado mediante el recurso de atraer a las operadoras. Saadi señala que si Huawei se convierte en socia imprescindible de las operadoras podría presionar a los gobiernos que actualmente sufren las presiones de los Estados Unidos.

En general, los analistas se han mostrado muy positivos sobre la capacidad de Huawei para escalar HarmonyOS.

Blaber entiende que un factor tranquilizador es que Huawei “no presenta HarmonyOS como la solución de todos sus problemas” y señala que la firma quiere usarlo en dispositivos “en los que Android está menos arraigado y el ecosistema de aplicaciones no supone una barrera tan sólida”.

Saadi piensa que es probable que Huawei iniciara el desarrollo de la plataforma mucho antes de que el veto estadounidense la empujara a acelerar el lanzamiento comercial. En tal caso, la firma ya estaría en camino de convencer a los desarrolladores de aplicaciones iOS y Android para que transfieran sus servicios al nuevo sistema operativo, al tiempo que “efectúa fuertes inversiones en el desarrollo de aplicaciones para el mercado chino”.

Para Pinto, la sólida clientela de la que ya dispone Huawei sin necesidad de salir de China implica que cambiar a HarmonyOS en dicho país “no será ningún problema”. Pero por otra parte advierte que impedir que la firma china utilice Android en sus smartphones constituiría una pérdida tanto para los consumidores como para las empresas.

Aún está por decidir

Aún está por decidir si Huawei logrará el éxito con HarmonyOS, sobre todo en el sector del smartphone.

Sin lugar a dudas, el proveedor tiene suficiente presencia en el mercado de smartphones para atraer a los desarrolladores a su plataforma y construir el crucial ecosistema que los analistas entienden que es clave para su éxito. Pero parece que Huawei está situando HarmonyOS como un sistema operativo genérico, destinado a múltiples dispositivos y no solo a smartphones.

En última instancia, dicho enfoque podría provocar el fracaso de la plataforma en el mercado de la telefonía móvil, porque limitaría su atractivo frente a los desarrolladores de las aplicaciones para smartphones más populares, que serán esenciales para atraer a los consumidores.

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