Según The Wall Street Journal (WSJ), las autoridades estadounidenses han discutido con varios fabricantes de semiconductores la posibilidad de ampliar la capacidad nacional de producción, puesto que el país quiere reducir su dependencia respecto al material fabricado en China.

Al parecer, el plan gubernamental contempla una ampliación de las actividades de Intel en Estados Unidos. Dicha firma ya no fabricaría tan solo sus propios chips, sino que dispondría de una planta comercial capaz de suministrar diversos productos de microelectrónica tanto al sector público como al privado.

El WSJ informa de que también se han emprendido conversaciones con Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) para la construcción de una nueva fábrica en Estados Unidos, si bien un representante de dicha firma explica que aún no se ha tomado una decisión definitiva.

Por otra parte, las autoridades estadounidenses parecen haber sopesado la posibilidad de ayudar a Samsung Electronics a ampliar sus capacidades en el país.

Según el WSJ, Bob Swan, consejero delegado de Intel, ha explicado al Departamento de Defensa que el fortalecimiento de la cadena de suministro nacional es “más importante que nunca, dada la incertidumbre creada por el actual entorno geopolítico”. Greg Slater, vicepresidente de políticas y asuntos técnicos, añade en una declaración al mismo periódico que Intel se toma “muy en serio” la propuesta.

Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, junto con la pandemia mundial de Covid-19 (nuevo coronavirus), han hecho crecer los temores estadounidenses ante la dependencia del país respecto a la cadena de suministro internacional.

En marzo, el fabricante chino Huawei advirtió de que el gobierno de la República Popular podría tomar represalias si se impone un veto al suministro de componentes con tecnología diseñada en Estados Unidos.