Estados Unidos ha propuesto que se prohíba el uso de software y hardware provenientes de China y Rusia en vehículos conectados, por temor a que estos supongan una amenaza contra la seguridad.
El Departamento de Comercio de dicho país ha declarado que el incremento de la conectividad en los vehículos podría generar riesgos, por la posibilidad de que se utilice para recopilar y aprovechar información delicada.
Así, el hardware y el software podrían usarse para recopilar información sobre zonas geográficas o infraestructuras cruciales, lo que permitiría a entidades malintencionadas perturbar el funcionamiento de un vehículo o de una infraestructura de red.
El gobierno de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha declarado que “las firmas de automoción chinas tratan de controlar las tecnologías de vehículo conectado en Estados Unidos y en todo el mundo, lo que plantea nuevas amenazas contra la seguridad nacional del país, incluso a través de las cadenas de aprovisionamiento”.
La propuesta mencionada marca una nueva etapa dentro de un proceso que el presidente Biden anunció en febrero y que comportó la realización de una consulta pública en marzo.
El proyecto de normativa abarca los sistemas de conectividad para vehículos (VCS por sus siglas en inglés), como por ejemplo módulos Bluetooth, móviles, por satélite y Wi-Fi, y los sistemas de conducción automatizada (siglas inglesas ADS).
Recomienda que se impongan restricciones a la importación o venta de vehículos conectados que se sirvan de VCS y ADS, así como a las importaciones de hardware VCS “diseñado, desarrollado, fabricado o suministrado por entidades con un vínculo lo bastante significativo” con China o Rusia.
Las prohibiciones sobre el software se aplicarían a vehículos con año de modelo de 2027 o posterior, mientras que las restricciones al hardware entrarían en vigor en 2030, o bien el 1 de enero de 2029 para los vehículos sin año de modelo.
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