Las operadoras europeas encuentran más dificultades que nunca para equilibrar las cuentas, porque se enfrentan a una deuda que aumenta sin cesar y a una demanda insaciable y creciente de conectividad que requiere redes rápidas y fiables.

Si a ello se añaden las inversiones en bienes de capital que se están realizando en 5G, y que quizás aún tarden en generar una rentabilidad sustancial, veremos que los márgenes se reducen.

Y por todo ello, durante los últimos doce meses el foco de atención ha recaído más que nunca sobre los activos estancados y pasivos del sector.

Las divisiones de infraestructuras, y más en concreto las de torres de telecomunicaciones, se han convertido en un importante foco estratégico en los consejos de administración, porque se consideran un medio para conseguir fácilmente el dinero que tanto se necesita.

Aparte del interés de las operadoras por vender dichos activos, las entidades de capital riesgo y las firmas especializadas en infraestructuras también están interesadas en adquirirlos. Como consecuencia, las transacciones con torres se han convertido en uno de los focos de actividad en el sector de telecomunicaciones.

Kester Mann, director de consumo y conectividad de CCS Insight, ha declarado a Mobile World Live (MWL) que “los activos en infraestructuras resultan cada vez más atractivos para los inversores, porque ofrecen una rentabilidad predecible sin necesidad de arriesgarse con las divisiones minoristas de las operadoras, que ahora se hallan bajo presión”.

El caso de Cellnex
Por lo que respecta a los inversores, uno en particular ha destacado por su rápida expansión, que ha suscitado reacciones tanto positivas como negativas.
Cellnex, con sede en España, ha proseguido con su expansión por Europa en febrero, mediante un acuerdo para adquirir Polkomtel Infrastruktura por 1.600 millones de euros. Es la más reciente en una larga serie de adquisiciones en el continente europeo.

Tan solo en los dos últimos meses, ha acordado la adquisición de Hivory –división de torres de telecomunicaciones de Altice–, ha pactado una fusión de torres en los Países Bajos con Deutsche Telekom y ha cerrado un acuerdo sobre las torres de CK Hutchison en Suecia.

La firma presume ahora de una cartera de 128.000 emplazamientos (véase el gráfico, haga clic para ampliar), 75.000 ya en cartera y el resto en proceso de formalización, incluidos los despliegues previstos hasta 2028.

Pero a pesar de los progresos realizados para convertirse en líder europeo en infraestructuras y del claro interés de algunas grandes empresas por sus servicios, no todas las operadoras del continente ven con agrado el modelo de Cellnex.

Stéphane Richard, consejero delegado de Orange, se refirió abiertamente a Cellnex en una entrevista concedida al Financial Times (FT) en noviembre de 2020, en la que indicaba que la simple venta podría no ser la mejor opción para su firma ni para otras empresas europeas comparables.

Afirma que “se pueden hacer cosas más inteligentes que vender las torres a Cellnex”.

Reinventar el modelo de operadora
En febrero se supo qué eran esas “cosas más inteligentes”.

Orange anunció la creación de TOTEM, una firma independiente que no solo acogerá sus activos en Francia y España durante una primera fase, sino que tal vez rivalizará con el modelo de Cellnex al ofrecerse para el alojamiento y despliegue de emplazamientos de otras operadoras en el futuro.

Hace tiempo que se veía venir que se anunciaría una operación de este tipo.

En una reciente entrevista con MWL, Mari-Noëlle Jégo-Laveissière, consejera delegada adjunta de la firma, nombrada recientemente máxima responsable de Europa (excepto Francia), ha explicado sus puntos de vista y ha insistido en que prefiere conservar las torres en vez de venderlas a Cellnex, puesto que considera que dichos activos constituyen una oportunidad para nuevos negocios.

Así pues, es evidente que Orange quiere conservar lo que tiene, y que cuenta con obtener la tan necesaria liquidez mediante TOTEM a través de un modelo de firma especializada en torres de telecomunicaciones, y no mediante una desinversión.

Pero ¿ir contra la tendencia general a la desinversión es el mejor modelo?

Mann explica que “Orange no tiene intención de vender sus torres, pero está dispuesta a asociarse con otras entidades. Así podrá retener el control, al menos por ahora, y conservar una opción de monetizar los activos en una fecha posterior. Pero, como las infraestructuras pasivas son ahora un objeto de adquisición atractivo para firmas como Cellnex, corre el riesgo de perder las buenas valoraciones que ahora le otorgan los inversores estratégicos.”

Si bien responde con sorna ante la insinuación de que se pueda efectuar una venta a Cellnex, Richard también se refiere a Deutsche Telekom y Vodafone Group como posibles socios en una operación con torres de telefonía móvil en toda Europa.

¿Podemos decir que la atracción es recíproca?

Lo que podemos decir es que una y otra parte han estado activas en el sector, igual que la mayoría. Como ya se ha mencionado, Deutsche Telekom ha sucumbido al efectivo que Cellnex ofrecía en Países Bajos, si bien dicho acuerdo podría no ser indicativo de sus ambiciones más amplias.

Mann señala que, si bien la deuda del grupo asciende a 120.000 millones de euros, Timotheus Hoettges, su consejero delegado, declaró en la más reciente teleconferencia sobre resultados que podría “conseguir dinero en cualquier momento, porque es muy barato”, lo que daría a entender que también quiere retener el control sobre los activos, en lugar de venderlos.

Vodafone tampoco parece muy interesada en vender, porque en fecha reciente ha puesto en marcha el proceso formal de salida a bolsa de su negocio de infraestructuras Vantage Towers, que cuenta con 82.000 emplazamientos macro en diez países.

Bloomberg estima que la salida a bolsa permitirá recaudar 15.000 millones de euros.

Por lo que respecta al resto de grandes firmas, Telecom Italia y Telefónica han seguido la tendencia más amplia de hacerse con dinero en efectivo.

En octubre de 2020, la operadora italiana vendió una importante participación en la división de torres Inwit a la empresa privada francesa Ardian, mientras que Telefónica empezó el año 2021 con la venta de su filial de torres Telxius a American Tower por 7.700 millones de euros.

Conservar o vender
Por todo ello, las estrategias a largo plazo en torres de telecomunicaciones parecen dividir a los responsables de la toma de decisiones, y está claro que existen opciones diversas.

Mann señala que una venta supone la renuncia al control total sobre algunas partes de la red por parte de la operadora, y que así esta deja de tomar decisiones importantes, como por ejemplo “cuándo y dónde efectuar despliegues”.

Por otro lado, el estancamiento en los ingresos empuja a las operadoras a buscar una manera de mejorar la eficiencia operativa y reducir los costes.

El directivo explica que “la venta de torres puede estimular un mayor interés por áreas tales como servicios, tarifas, contenidos y atención al cliente, con el apoyo de nuevas tecnologías tales como la segmentación (slicing) de la red y la computación en la nube, lo que permite a las operadoras distinguirse mejor de sus rivales en lo que ya no tiene que ver con la red”.

Según un artículo del FT, el valor de las empresas europeas de telecomunicaciones que cotizan en bolsa cayó un promedio del 20% en 2020, a pesar de que la demanda de conectividad generada por la Covid-19 debería haber iniciado una era dorada en dicho sector, y los inversores siguen preocupados por el elevado endeudamiento, los malos resultados operativos y la escasa flexibilidad de las estructuras corporativas.

Así, una estrategia adecuada en torres de comunicaciones, con independencia de que se materialice en una venta, una salida a bolsa o incluso la creación de una nueva firma independiente, podría ser crucial para recuperar la confianza tan necesaria para el sector.

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