Deutsche Telekom ha celebrado los avances en el despliegue de la Red Europea de Aviación (conocida por las siglas inglesas EAN), un servicio de banda ancha que se puede usar durante los viajes aéreos, y explica que ya se ha activado en más de 265 aviones tras el lanzamiento comercial inicial.

La operadora ha desarrollado EAN en colaboración con Inmarsat y Nokia. Afirma que empresas como British Airways, Iberia y Vueling, integrantes del grupo IAG, así como la aerolínea nacional griega Aegean Airlines, han desplegado servicios mediante dicha red.

La creación de la red EAN, destinada a proporcionar conectividad en toda Europa, se anunció en 2015.

Deutsche Telekom explica que ya está instalada en toda la flota de corta distancia de British Airways y que está en proceso de ampliarse a aviones de las otras tres compañías.

Si bien no se han facilitado detalles precisos sobre uso e ingresos, el grupo alemán señala que más de 50 millones de pasajeros, a bordo de más de 420.000 vuelos, han disfrutado de acceso a dicho servicio.

Por su parte, Philippe Carette, presidente de Inmarsat Aviation, asegura que el uso de los servicios de EAN por parte de los pasajeros “es más alto que nunca”, porque volvemos a viajar en avión tras dos años de restricciones periódicas provocadas por la pandemia de Covid-19.

La infraestructura de EAN consta de dos componentes diferenciados. Por un lado, un satélite específico que funciona desde setiembre de 2017, y por el otro, una red LTE desplegada en tierra por Nokia y Deutsche Telekom, con 300 estaciones base en todos los Estados miembros de la Unión Europea, el Reino Unido, Suiza y Noruega.

Las firmas Viasat, con sede en Estados Unidos, y Eutelsat, con sede en Francia, han emprendido acciones legales para frenar el despliegue de la red EAN. Viasat entiende que el servicio es terrestre, no satelital, y que por lo tanto puede considerarse un uso indebido de la licencia de Inmarsat para espectro de banda S.

Posteriormente, la misma empresa ha lanzado una oferta de adquisición de Inmarsat por 7.300 millones de dólares (unos 6.613 millones de euros), si bien parece que la propuesta ha suscitado inquietud en el ámbito político, debido al papel de esta última firma en la industria espacial británica.