La incorporación de la 5G a las redes privadas depara numerosas oportunidades de atender a una lista cada vez más extensa de entidades industriales y corporativas en ubicaciones muy diversas. Pero ¿cómo funciona en realidad el proceso de instalación de estos sistemas?

Expertos de Nokia, Ericsson y Vodafone han explicado a Mobile World Live (MWL) que el proceso tiene que empezar por los intereses del cliente, mediante conversaciones en las que se discutirá cómo y dónde piensa utilizar la red, antes de empezar a trabajar en el diseño o el despliegue propiamente dichos.

Durante las entrevistas surgen temas recurrentes en torno a la personalización del servicio, a partir de las conversaciones sobre casos de uso. También se habla sobre la importancia de los requisitos de espectro y los dispositivos utilizados en cada uno de los despliegues.

Necesidades empresariales

Thomas Hainzel, responsable de Alianzas y Evolución de Industrias Digitales en Nokia, y Sebastian Elmgren, responsable de Desarrollo de Negocio en Redes Especializadas de Ericsson, han explicado a MWL, cada uno por su parte, que el caso de uso tiene una importancia capital.

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Hainzel (en la foto, a la izquierda) explica que la propia industria desempeña un papel en la red que Nokia terminará por diseñar y señala que se ha llegado a discutir si la 5G es la tecnología adecuada, porque el mismo hecho de que esté de moda podría llevarnos a establecer una configuración que “simplemente no convenga”.

Nokia está consiguiendo contratos de empresas de los sectores manufacturero, marítimo y aeronáutico, entre otros. Cada uno de ellos espera algo distinto de la red privada.

El directivo señala que el diseño de la red también se ve afectado por la ubicación. Por razones obvias, la infraestructura de una mina no es idéntica a la de un puerto marítimo, y esto se tendrá en cuenta cuando Nokia pase a la fase de diseño.

Según Hainzel, las primeras conversaciones no suelen centrarse en una tecnología concreta, porque en esta fase del despliegue tiene lugar “un debate centrado por completo en el negocio”.

La configuración específica no será el centro de interés hasta las fases posteriores.

Espectro

El caso de uso también influye en los requisitos de espectro, que según Elmgren son tan importantes como el propio equipamiento en la fase de diseño.

El acceso al espectro es un asunto complejo, porque los países no siguen criterios unificados en su asignación. Elmgren señala que es una cuestión relativamente fácil de gestionar cuando el caso de uso del cliente abarca un solo mercado, pero exige “mayor planificación” si se trata de varias instalaciones en múltiples países.

Elmgren ha explicado que algunos países ofrecen el denominado espectro industrial, al que las empresas pueden acceder directamente, mientras que en otros se requiere colaborar con las operadoras de telefonía móvil. Fabricantes como Ericsson pueden orientar sobre el espectro que se necesita y los procedimientos para conseguirlo.

Las operadoras también quieren sacar partido de la necesidad de asesoramiento especializado. Jennifer Didoni, responsable de Nube, Edge y MPN en Vodafone Business, se ha hecho eco de las afirmaciones de Elmgren sobre las complejidades que plantea el despliegue simultáneo de una red privada en varios mercados distintos y ha explicado a MWL que la mayoría de los actores industriales temen verse en problemas al “tratar de interpretar la legislación y la disponibilidad de espectro” país por país.

“Una de las cuestiones que Vodafone ha querido resolver en nombre del cliente” es la gestión de la complejidad del espectro, ya se trate de acceso específico o de facilitar un segmento de los propios recursos de la operadora.

Dispositivos

El debate sobre los casos de uso también abarca los dispositivos que la empresa quiera conectar. Según Didoni, dicho factor influirá en el caso comercial cuando se tomen decisiones sobre espectro.


Una operadora como Vodafone ayudará a garantizar que los dispositivos seleccionados por una empresa funcionen de manera coherente y segura en todos los emplazamientos cubiertos por el despliegue de la red 5G privada. Así, las empresas “no tendrán que efectuar concesiones” en función del “espectro disponible y la ubicación” en la que operen. En esencia, se trata de que el proveedor de servicios simplifique la ecuación.

Con todo, el tipo de dispositivos utilizados también puede comportar que la empresa no necesite una red 5G. Didoni señala que si sólo se usan terminales 4G no tiene sentido recurrir a la tecnología más reciente, porque no habrá manera de acceder a las funcionalidades que esta ofrece.

“Poco importa que la nueva tecnología brinde tantas ventajas, por eso es tan importante comprender cuáles son los casos de uso que el cliente puede poner en marcha.”

Hainzel señala que los dispositivos varían en función de la aplicación. En una fábrica puede tratarse de sensores o terminales de trabajadores, en un hospital, de monitores de salud, y en un centro comercial, de equipos de gestión de instalaciones.

Así, al diseñar la red privada “separamos… la comunicación clave de la que no lo es” dentro de una infraestructura de consumo.

Altibajos

Didoni (en la foto de abajo) señala que los dispositivos también son un factor a tener en cuenta al determinar los requisitos de ancho de banda y latencia.

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Explica que los casos de uso que implican vídeo, o inspecciones visuales, inevitablemente “generarán mucho tráfico en el enlace ascendente”, otro elemento que diferencia las redes privadas de las públicas, donde la mayor demanda se halla en el enlace descendente.

En tales casos, Vodafone “los asignará a un sitio en la red donde cuenten con un sólido enlace ascendente” para esos casos de uso y dispositivos “específicos”. Cabe establecer un parámetro de radio distinto para dispositivos en los que el consumo de energía sea un factor importante, “de manera que no consuman mucha batería para conectarse y enviar mensajes por la red”.

Por otra parte, la resiliencia es un factor importante. Didoni explica que algunos clientes de Vodafone están “muy preocupados” por la necesidad de que su red privada siga funcionando “aun cuando la red pública no funcione”.

Hainzel explica que la latencia entra en juego en servicios tales como el control remoto de equipos, pero incluso entonces el caso de uso dictará cuáles son los elementos de red precisos que se necesitan.

“Si comparamos una mina, que está bajo tierra, tenemos una estructura de antenas diferente a la de un puerto o… una fábrica que está en un interior, son tres escenarios completamente distintos.”

Según Hainzel, la variedad de situaciones comporta que la arquitectura de la red privada debe adaptarse a “la industria específica” y a los casos de uso. Esta es una opinión común entre los expertos con los que hemos hablado.

Elmgren explica que algunas empresas pasan de redes heredadas, con base en Wi-Fi y relativamente poca funcionalidad, a una configuración de 5G privada con gran capacidad de datos, más parecidas a las que suelen usar los empleados en las redes públicas. “Esto dispara el número de aplicaciones posibles y al mismo tiempo nos ofrece lo que ya damos por sentado”, como mandar fotos a la oficina.

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Esto dispara el número de aplicaciones posibles

SEBASTIAN ELMGREN – DIRECTOR DE DESARROLLO DE NEGOCIO EN REDES ESPECIALIZADAS ERICSSON

Capacitación

El directivo subraya que tales cambios hacen que la formación y la capacitación sean elementos tan importantes como la tecnología y el equipamiento en la explotación del potencial de la 5G.
Así, por ejemplo, es importante explicar cómo usar la tecnología “de la mejor manera posible” y efectuar un seguimiento con las empresas tras las implantaciones.

Elmgren explica que algunos clientes requieren cierto nivel de acceso interno a elementos tales como el funcionamiento de la red, la adición de nuevos dispositivos o la creación de subredes.

Hainzel cree que el potencial de la 5G es, de por sí, un ámbito en el que la formación es importante. Directivos tanto de Nokia como de Ericsson señalan sus beneficios frente a las redes privadas con base en Wi-Fi, lo que incluye costes más bajos, debido a la menor necesidad de equipamiento in situ, una implantación más rápida y las mejoras de capacidad y latencia descritas anteriormente.

Pero Hainzel arguye que aún es necesario explicar la “mejor manera posible” de usar la 5G y contemplar sus capacidades con realismo, porque aún nos hallamos en una fase temprana de su ciclo de vida.

Las futuras Releases del 3GPP agregarán funciones, seguirán mejorando la latencia y reforzarán la seguridad.

Hainzel indica que “esto no ha llegado a su término” y señala que la “5G alberga un gran potencial”, a pesar del continuado esfuerzo de la industria de telefonía móvil por avanzar hacia el futuro, como demuestra el actual debate sobre la 6G.

Vodafone, por su parte, adopta una especie de enfoque híbrido, al poseer sus propios equipos de desarrollo de software e ingeniería, junto con unas instalaciones de I+D en Málaga (España). Según Didoni, todo esto se enmarca en un compromiso que la operadora “asumió hace unos pocos años, por el que incorpora mayor capacidad de ingeniería de software a sus operaciones internas”.

La operadora puede proporcionar un servicio gestionado en exclusiva, o en colaboración. Didoni ha argumentado que operar múltiples redes en varios países es el pan de cada día de Vodafone, dada su comprensión de “los diferentes proveedores” y el espectro.

Actualizaciones o nueva construcción

Entonces, ¿qué ocurre una vez que el interesado decide el caso de uso, elige los dispositivos que se utilizarán, hace frente al variado panorama en materia de espectro y se compromete, o bien a trabajar directamente con los fabricantes, o bien a incorporar una operadora a la receta?

Aun en este caso, la implantación efectiva puede variar, según se trate de una instalación totalmente nueva o trabaje sobre infraestructuras preexistentes.

Ericsson y Nokia señalan que cada uno de los enfoques tiene sus ventajas y desventajas.

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Elmgren (en la foto, a la izquierda) observa que uno de los beneficios clave de partir de cero es la capacidad de “planificar desde el principio”, y añade que el caso de negocio “a menudo es más fácil” porque la inversión de capital suele ser alrededor de un 15% menor que en “una red profesional de Wi-Fi”.

El directivo explica que el caso de negocio que parte de una instalación anterior es más complicado, porque la venta no puede reducirse a una cuestión de coste, debido a que ya existe una red Wi-Fi en funcionamiento. Elmgren apunta que en dicho escenario el foco se desplaza hacia las mejoras operativas de la 5G privada.

Hainzel señala que una implantación que sea nueva por completo parece más fácil sobre el papel. “Se pueden examinar todos los temas desde el principio” y planificar la “infraestructura, la red óptica, la columna vertebral”, y llevarlo todo a la ubicación ideal.

“Por otro lado, al empezar la nueva instalación, a veces no se sabe qué interferencias se producirán” por la colocación de otros equipos, como por ejemplo estanterías, o maquinaria.
Hainzel observa que el equipamiento heredado plantea retos, como por ejemplo en lo que tiene que ver con el cableado de cobre, que tal vez no esté a la altura de una red privada 5G, “por lo que tal vez se necesite una nueva infraestructura”.

Despliegue

Aunque esto pueda parecer simplista, la instalación efectiva de la red es relativamente sencilla una vez se han resuelto, o por lo menos discutido todas las cuestiones anteriores. Pero no podemos perder de vista que todo esto se realiza en un contexto indudablemente complejo.

Elmgren explica la manera de proceder de Ericsson casi como si se tratara de la construcción de un Lego, lo que implica que hay que elegir piezas distintas según si el cliente quiere una red troncal pequeña, mediana o grande, lo que a su vez comporta decisiones sobre la capacidad del enrutador, las frecuencias implicadas y lo que hay que cubrir.

“Los móbulos básicos están muy estandarizados, pero se pueden personalizar mediante estos módulos” para adaptarlos a cada caso de uso.

Nokia trabaja con tres tamaños de antena distintos, pero Hainzel subraya que la planificación de la red sigue siendo clave porque, sin importar las opciones, tiene que saber “qué implantar, y qué instalar, y dónde, a fin de obtener la cobertura buscada”.

El fabricante adapta la red troncal al tamaño de la antena, a fin de garantizar que cubra todos los casos de uso y aplicaciones comerciales necesarios. Una vez la red está instalada, también hay que realizar algunos “ajustes” en áreas donde la cobertura sea deficiente o débil.

Según Didoni, Vodafone sigue un enfoque similar, puesto que dispone de una configuración “preempaquetada, ajustada en buena medida a estándares previos”, que puede implantar “con relativa rapidez”.

Sobre dicha base, hace posible que sus clientes “experimenten y, simplemente, comprendan” cómo funciona la 5G privada, tal vez por el procedimiento de ejecutar “un caso de uso en ella” y construir a partir de ahí.

“Así nos cercioramos de que estemos configurando el servicio privado 4G o 5G de manera que saquen el máximo partido de su inversión.”

Didoni explica que “existe un camino por el que se puede pasar de la 4G a la 5G sin contratiempos, y eso es importante para los clientes”, al ofrecer garantías de que “no están invirtiendo en una tecnología heredada, pero pueden actualizarla cuando sea necesario”.

El tratamiento a medida que explican Nokia, Ericsson y Vodafone hace que sea difícil determinar cuál es el coste típico de una instalación de 5G privada, si bien todos los expertos señalan que es menor que el de una instalación basada en Wi-Fi. Lo mismo se podría decir sobre el establecimiento de un cronograma normal que vaya desde el diseño hasta la implantación. Con todo, Hainzel estima que el proceso puede durar un año.