En noviembre de 2018 analizamos las implicaciones de la tendencia creciente entre las operadoras a compartir o ceder activos en torres de telecomunicaciones. Llegamos a dos conclusiones claras:

* La 5G exige una estrategia de red distinta. A diferencia de lo ocurrido con generaciones anteriores, el despliegue de la 5G no consiste tan solo en añadir emplazamientos e incrementar la capacidad troncal. Se trata más bien de repensar toda la arquitectura de la red para dotarla de una mayor agilidad. Las elevadas exigencias de capacidad de la 5G requerirán el uso de small cells en ciudades y áreas de gran afluencia (como pueden ser los aeropuertos) a fin de complementar las macrorredes nacionales Las redes privadas (destinadas, por ejemplo, a clientes empresariales) y la noción de anfitrión neutral (como en el caso de los estadios deportivos) son otros ejemplos de diversificación.
* Desacoplamiento. Frente al modelo tradicional de propiedad de redes basado en la integración vertical, en el que las operadoras poseen y controlan toda la infraestructura pasiva (emplazamientos y torres) y activa (acceso de radio), está apareciendo un modelo desacoplado en el que ciertos niveles pertenecen a terceros (por ejemplo, una firma propietaria de torres de telecomunicaciones) y son explotados por estos.

Al generalizarse la 5G, las operadoras se hallan bajo una presión constante, generada por unas exigencias financieras y de mercado cada vez más onerosas, puesto que los costes de la financiación de infraestructuras aumentan drásticamente a causa de las necesidades de inversión causadas por la transición a la 5G. ¿Cuánto va a costar todo esto? Un informe publicado en 2019 por GSMA Intelligence predijo un desembolso de alrededor de 1 billón de dólares (aproximadamente 900.000 millones de euros) tan solo para pagar la 5G entre 2019 y 2025.

Todo ello supone una extraordinaria presión derivada de los costes, sobre todo en un contexto de bajo crecimiento de los ingresos. Como resultado, la industria se ha visto obligada a buscar múltiples procedimientos para mantener los costes bajo control. Los más discutidos y examinados hasta ahora han sido la compartición voluntaria de redes, la virtualización y el cambio a la RAN abierta. Pero si bien la 5G crea nuevos modelos de infraestructura de redes, también hay que sopesar nuevos modelos de funcionamiento. Así, por ejemplo, la compartición de Small Cells (o alianzas con autoridades municipales), lanzamientos de redes privadas y creación de anfitriones neutrales. Si bien por el momento son más habituales los acuerdos de venta y arrendamiento de infraestructuras (en los que una operadora vende torres de telecomunicaciones a una firma especializada, o a un tercero de otra naturaleza, con la condición de poder arrendar el acceso a estas), la separación estructural de los activos es otra opción que merece la pena tener en cuenta.

Pero, por mucho que invoquemos tales modelos para la 5G del futuro, existen ejemplos que pueden servirnos como orientación.

O2 Chequia
En 2014, PPF Group, un fondo de capital privado local, compró O2 República Checa a Telefónica y escindió la red (de propiedad privada y conocida como Cetin) del negocio minorista (que cotiza en bolsa). El acuerdo no benefició tan solo a los nuevos propietarios, sino que se produjeron importantes mejoras en las infraestructuras de todo el país. La creación de una firma especializada en infraestructuras de redes redujo el coste de los préstamos y mejoró el acceso al capital, de modo que Cetin había incrementado su gasto de capital en redes en un 40% un año después de la escisión. A partir de ahí, los gastos de capital aumentaron un 13% anual. Así tuvo lugar un salto en la cobertura de fibra y en velocidades de banda ancha a unos niveles raramente vistos en Europa.

Reliance Jio

Reliance Industries ha escindido sus infraestructuras de telecomunicaciones, incluidos los activos en torres de telecomunicaciones y fibra, en una firma separada que se ha monetizado mediante un acuerdo con la empresa de capital privado Brookfield Asset Management. Tras la separación, Reliance Jio dispone de activos de poco monto y está valorada en 33.000 millones de dólares (unos 30.334 millones de euros). Ahora, al subsumir todas las entidades de carácter digital en una nueva firma, Reliance Industries prepara una rama especializada en servicios que mejorará la experiencia del cliente y alcanzará una presencia más ubicua que acabará por mejorar su valoración. La firma ha dejado bien claro que sacará a bolsa las acciones de Reliance Jio. Gracias al nuevo acuerdo, la operadora, que está desprovista casi por completo de deudas, mejorará su valoración.

Telstra

Ha escindido sus activos en infraestructuras en un nuevo negocio llamado Telstra InfraCo, que gestiona sus aproximadamente 11.000 millones de dólares (unos 10.111 millones de euros) en activos de infraestructura de redes. En su año fiscal 2019 (finalizado en junio de 2019), Telstra ha empezado a contabilizar lo que se paga a sí misma por acceder a sus propias infraestructuras. Mediante la inclusión de dichos pagos, los ingresos de InfraCo han aumentado en un 51,6% hasta situarse en 4.950 millones de dólares (unos 4.550 millones de euros). Ahora, Telstra tiene planes para transferir toda su infraestructura de telefonía móvil a dicha firma, que funciona de manera semiautónoma.

TDC Group

Un consorcio de compradores encabezado por Macquarie ha adquirido la operadora danesa con una prima del 34% sobre el precio del mercado. Uno de los pilares básicos de la creación de valor que han justificado la adquisición es una iniciativa de separación estructural.

A la vista de todos estos ejemplos, podría parecer que las escisiones en el régimen de propiedad de las redes son un negocio lucrativo. Pero no se trata de un modelo que se pueda copiar sin más, sino más bien de un reto de una gran complejidad, que plantea problemas específicos a cada una de las operadoras. No se puede generalizar. Con todo, sí podemos tener en cuenta ciertos factores básicos de gran importancia en la evaluación de eventuales escisiones empresariales entre los diversos elementos de las redes:

1. Regulación del acceso y el control.

  1. Calidad y escala de las infraestructuras ya existentes.
  2. Nivel de fibra de los emplazamientos y compartición de la red.
  3. Falta de modularidad y complejidad en las operaciones.
  4. Regulación de los precios mayoristas.

Por supuesto que una menor presión en cualquiera de estos frentes incrementará las posibilidades de éxito. En cualquier caso, podemos imaginar que dichas consideraciones no serán siempre prioritarias en el avance hacia despliegues más completos de 5G por parte de operadoras grandes y pequeñas, sobre todo cuando prime la mentalidad de imitar sin más ejemplos destacados de firmas que han funcionado bien.

A medida que se desarrolle el proceso, asistiremos a nuevos fracasos y nuevos éxitos, e incluso al desarrollo de nuevos modelos.

– Aryan Jain – director de Investigación, Estrategia, GSMA Intelligence

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