El grupo BT ha puesto en marcha las pruebas de su primera torre de comunicaciones móviles autoalimentada, en el marco de su compromiso de desplegar instalar tecnologías de red respetuosas con el medio ambiente, en línea con la agenda ecológica de la empresa.

Según explica BT en una declaración, dicha torre, ubicada en Shropshire Hills (West Midlands, Reino Unido), se alimenta con fuentes de energía renovables, el 70% de las cuales consisten en paneles solares y turbinas eólicas in situ.

La torre autoalimentada ya se halla en plena actividad y hace posible que los clientes de EE en la zona accedan a redes 4G y 5G. El despliegue de la torre servirá como prueba para evaluar futuras implantaciones de tecnología similar en “cientos de lugares identificados”.

BT explica que seleccionó Shropshire Hills tras una evaluación ambiental, en la que estimó la “viabilidad de la zona para el uso de energías renovables”, esto es, para la utilización de energía solar y eólica en la carga de las baterías de la torre.

En el caso de que no haya suficiente energía disponible, BT recurrirá a un generador de apoyo alimentado con aceite vegetal hidrotratado, clasificado como combustible verde y generado a partir de diversos aceites residuales o de desecho.



Se espera que la torre sostenible proporcione 17.000 kWh anuales de energía eólica y solar, y que ahorre más de 10.000 libras esterlinas (12.000 euros) en costes.

En palabras de Greg McCall, director de redes de BT, “es fundamental que incrementemos la eficiencia energética de nuestras redes y por eso nos inspira un gran entusiasmo el potencial de los emplazamientos autoalimentados, como medio para hacer efectivas las ambiciones de nuestra firma en materia de sostenibilidad y conectividad”.



En una conferencia de prensa realizada en febrero, los directivos de BT hablaron abiertamente sobre los planes de su firma para conseguir que las implantaciones de redes sean más sostenibles, y se refirieron a la utilización de torres de comunicaciones móviles autoalimentadas.

BT también puso en marcha en junio la tecnología de suspensión celular, un software que permite que ciertos emplazamientos entren en modo de suspensión durante períodos de poco tráfico, con lo que se llegan a ahorrar 4,5 millones de kWh anuales en gasto energético.