El Financial Times (FT) recoge el gran revuelo que la firma británica Arm de diseño de chips ha provocado en la industria de semiconductores por sus planes para colaborar con socios fabricantes en el desarrollo de un chip avanzado que le sirva para demostrar sus capacidades técnicas.

El periódico apunta que Arm quiere fabricar su propio chip a fin de ampliar su mercado, incrementar beneficios y atraer inversores de cara a la salida a bolsa que tiene prevista en Estados Unidos. Se estima que esta operación generará por lo menos 8.000 millones de dólares (más de 7.200 millones de euros).

Además, el FT informa de que Arm tan sólo desarrolla un prototipo, sin planes para vender o conceder licencias sobre el chip, pero la medida ha suscitado preocupación, porque se teme que, si el producto es popular, la empresa empiece a fabricarlo ella misma y compita directamente con sus clientes.

Arm, por lo general, proporciona diseños a fabricantes de chips, que los desarrollan y fabrican.

Richard Windsor, del blog de investigación Radio Free Mobile, asegura que Arm ya había fabricado chips para pruebas y desarrollo, y sospecha que esto va en la misma línea.

Windsor destaca que si Arm produjera y vendiera chips propios para fabricantes de dispositivos, entraría en competencia directa con sus clientes y destruiría la independencia que ha sido un elemento clave de su éxito.

Windsor duda que la empresa pretenda cambiar su modelo de negocio y señala que el proyecto de chip vendrá a parar en “una disputa sobre cuánto pagará Qualcomm a Arm por su propiedad intelectual”.

Arm y Qualcomm están inmersos en una batalla legal sobre la concesión de licencias de propiedad intelectual ante un tribunal estadounidense.

En marzo, la filial del grupo SoftBank anunció sus planes para una cotización en bolsa restringida a Estados Unidos en 2023, tras haberse planteado una oferta total o parcial en el Reino Unido.