Apple ha reducido el coste de sustitución de las baterías de sus smartphones y se ha comprometido a modificar el software de los mismos, a fin de paliar los daños de imagen sufridos al saberse que la empresa ralentizaba deliberadamente el funcionamiento de los iPhones más antiguos.

La firma ha hecho pública una declaración en la que pide disculpas por su gestión de las baterías de los iPhones más antiguos y afirma que quiere aclarar la situación e informar a los clientes sobre los cambios que está introduciendo, “a fin de reconocer su lealtad y recobrar la confianza de cualquiera que haya podido dudar de las intenciones de Apple”.

Explica que ha tomado medidas para hacer frente a las inquietudes de los usuarios. Así, ha rebajado de 89 a 29 euros el coste de reemplazo de la batería para los usuarios que posean un iPhone 6, o posterior, que lo necesite.

Además, distribuirá una actualización del sistema operativo iOS con nuevas funcionalidades “que permitirán que los usuarios puedan apreciar con mayor precisión el estado de la batería de su iPhone y ver por sí mismos si el rendimiento del dispositivo resulta afectado”.

Protestas e indignación

Apple se enfrenta a las protestas y la indignación de los consumidores desde que reconoció haber introducido una funcionalidad en la gestión del consumo energético de sus dispositivos que ralentiza la velocidad del procesador en los iPhones más antiguos con el fin de prolongar la duración de la batería.

De hecho, tiene que hacer frente a demandas en los Estados Unidos, y más recientemente en Francia, por dicha cuestión. La asociación francesa Halte a l’Obsolescence Programmée (HOP) acusa a Apple de haber infringido el código de protección del consumidor en dos puntos distintos: puesta en práctica de medidas de obsolescencia planeada y suministro de información engañosa a los clientes. En los Estados Unidos se han presentado, por lo menos, ocho demandas en las que se alega que la empresa ha defraudado a los usuarios.

Apple asegura en su comunicado que jamás “actuaría de manera intencionada para acortar la vida de ningún producto Apple, ni degradaría la experiencia del usuario para obligarlo a actualizarse”.

La empresa explica que todas las baterías recargables se vuelven menos efectivas a causa del envejecimiento químico, que su capacidad de retener la carga eléctrica disminuye inevitablemente, y que puede llegar un momento en el que provoquen desconexiones no intencionadas.

La propia Apple afirma que hace un año distribuyó una actualización de software para impedir dicha eventualidad. Según la empresa, dicha actualización mejora la gestión energética “durante los picos en la carga de trabajo, para evitar el apagado inesperado de los iPhone 6, 6 Plus, 6s, 6s Plus e iPhone SE”.

Posteriormente aplicó la misma funcionalidad a los iPhone 7 y 7 Plus.

Tras efectuarse las actualizaciones de software, Apple recibió quejas de clientes que apreciaban un funcionamiento más lento en diversas situaciones. Una de las principales causas de dicha ralentización fue que el envejecimiento químico de las baterías seguía avanzando en los dispositivos iPhone 6 e iPhone 6s más antiguos.

La noticia sobre la función de gestión de batería de Apple instalada en los iPhones más antiguos se dio a conocer poco más de un mes después de que la empresa sacara su teléfono emblemático más reciente, el iPhone X, por un precio de 1.159 euros).